"A un niño prodigio se le consienten muchas cosas, pero después se le exige ser un hombre prodigio, y de esos hay muy pocos -Entonces, para matar en el público la idea del niño prodigio, ¿qué mejor que matarlo de un susto?”

Narciso Ibáñez Menta



“Cuando tenía tres años, estaba en un Teatro mientras mis padres trabajaban. Me había ido a jugar al subsuelo, debajo del escenario, en un foso adonde se guardaban los elementos. Estaba medio oscuro, pero encontré algo que me permitió comenzar a jugar a la pelota. Me mantuve toda la función entretenido, pateando ese supuesto balón. Ahí donde estaba el teatro, antiguamente había un convento. Cuando subí a los camarines le mostré a mi madre, contento, el juguete nuevo. Era una calavera. Así que desde muy chico tuve una relación muy lúdica con cosas que a otros atormentan.”

Narciso Ibáñez Menta



"La gente no tiene idea de lo que uno puede llegar a ponerse sobre la cara: además de las pinturas básicas, se usan unas plastilinas especiales, gomas líquidas, alcohol, éter, benema, hilos, piel de pescado, algodón. En una caracterización en la que tenía que deshacerse la cara –y para mi era un problema tremendo encontrar el elemento que diera esa sensación-, hice infinitas pruebas y no salía, hasta que una noche, ya desesperado, me levanté a la una de la madrugada para tomar un vaso de leche y encontré en la heladera un pote de dulce de leche. Se me ocurrió que eso me podía servir. Me lo puse en la cara y fui a mirarme en el espejo. Efectivamente con eso conseguí que mi cara se desintegrara en El hombre que volvió de la muerte."

Narciso Ibáñez Menta


"Soy el peor comerciante de la historia. Posiblemente otro, en mi lugar y haciendo lo mismo, o menos, estaría en una situación económica mucho más cómoda."

Narciso Ibáñez Menta

















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