Asfixia

El sol
Las rocas
El arbusto rojo
La hierba magra, quemada...
¿Qué dijiste?
Acércate
el sonido de las chicharras
silencia tus palabras.

¿Tus ojos se ponen así de azules
o se entromete el cielo?
Puede que esto no sea Crimea
sino Los Pirineos
El sonido de las chicharras
silencia tus palabras.

La niebla nada en la lejanía
La nube se parece a un león.
Dulcinea...
Don Quijote...
Hidalgo...
El sonido de las chicharras
silencia tus palabras.

¿Oís la armadura de Quijote?
Las rocas...
El calor...
Giras la cabeza...
Respondes algo vagamente
pero el sonido de las chicharras
silencia tus palabras.

Dos tardes

Estábamos cerca del río Mosvka,
el viento caliente nos susurraba.
De repente, por alguna razón,
me miraste como se mira a un extraño
y sonreíste:
-¿Cómo te hicieron soldado?
¿Cómo pudiste estar en la guerra?
¿Acaso dormías en la nieve?
¿Apuntaste a las cabezas con el arma?
¡Entendeme, simplemente no puedo
imaginarte en esas botas!

Y yo recordé otra tarde:
explotaban las bombas, caía la nieve
y una persona querida, parecida a vos
me dijo:
-Acá estamos...
y nos congelamos en la nieve
como si no existieran las ciudades...
¡No puedo imaginarte
con zapatos de taco alto!

Yulia Vladimirovna


En la estepa

"El cálido y seco viento 
me acaricia los hombros desnudos.
El grillo enloquecido
se sentó en mi espalda.

Me da miedo moverme,
orgullosa de mi confianza.
La estepa es como un plato de cobre.
¿Qué es lo que brilla? ¡El agua!

El arroyo es pobre,
pero su agua es dulce...
Algo voló como una chispa,
¿acaso fue un verso?

Cómo explicarle al ciego,
ciego como la noche, de nacimiento,
el alboroto de los colores primaverales,
la obsesión del arcoiris.

Cómo explicarle al sordo,
sordo como la noche, de nacimiento,
la ternura del violonchelo
o la amenaza del trueno.

Cómo explicarle al pobre
nacido con sangre de pez,
el misterio del milagro terrestre,
llamado amor."

Yulia Vladimirovna


Es otra guerra, es otra paz

De nuevo el insomnio me ajusticia.
Atravesando los años y la oscuridad,
la caballería de fuego pasa
por mi destino y mi corazón.

Golpea mi pecho con sus herraduras
y sólo su sonido permanece
Pensé que mi alma estaba muerta,

pero ella arde, desgraciada.


Yulia Vladimirovna



La hora del juicio

El corazón se recubre con escarcha -
Hace mucho frío a la hora del juicio...
Sus ojos son como los de un monje -
ojos como esos no había visto.

Me voy, no tengo fuerzas.
Desde lejos
(¡porque fui bautizada!)
rezaré
por los que son como usted:
los elegidos para sujetar a Rusia
sobre el abismo.

Pero me temo que usted tampoco tiene fuerzas.
Por eso escojo la muerte.
¡Cómo vuela Rusia hacia la pendiente,
no puedo, no quiero verlo!

Yulia Drunina
Traducción: Natalia Litvinova


"Me voy, no tengo la fuerza.
(¡Todos bautizados!) Rezo
Para aquellos que son - para los elegidos
Mantenga la Rus sobre el precipicio.
Pero me temo que eres impotente.
Porque elijo la muerte.
Cuando Rusia sale volando,
No puedo, no quiero mirar!"

Yulia Drunina









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