"Brujería es la creencia ancestral en “brujos y brujas de aldea” a quienes se acusa de maleficio, o sea daños contra personas, animales y cosechas. La brujería es un poder personal que obra a través de la envidia o el “mal de ojo” de la bruja, sin la ayuda del Demonio.
La brujomanía, en cambio, es un fenómeno de corto recorrido. Aparece en forma de psicosis colectiva como resultado de rumores, propaganda y adoctrinamiento. Se trata de una mezcla peligrosa de creencia popular y demonología erudita, o sea la teoría sobre los poderes del Demonio.
Por una parte estaba la creencia brujesca del pueblo llano y, por otra, la teoría de los intelectuales sobre la conexión entre el Demonio y las brujas —eso que se llama demonología—. Esta tradición culta se encontraba en los estudios de los teólogos y jurisperitos, pero mientras permaneció libresca resultaba inofensiva.
El peligro apareció cuando desde el púlpito o en el estrado judicial se intentó aplicar a los casos corrientes de la vida cotidiana. Entonces es cuando surgía el potencial para un nuevo modelo brujeril, peligrosa creación que cogería por sorpresa tanto a encumbrados como a humildes; o sea, un pánico moral que yo he llamado brujomanía, pese a no ser producto de desorden mental alguno."

Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO


"Cuando se inició el proceso de Logroño, en 1609, la palabra aquelarre sólo existía como topónimo o sea como nombre de determinados prados: Akerlarre (Prado del Macho Cabrío) o Alkelarre (Prado de las Flores de Alka – Latin dactilis hispanica). En el transcurso de los primeros meses del proceso surge una “mutación” en el sentido de la palabra y pasa a ser denominación general de “junta de brujas”.
Por primera vez aparece documentada la palabra aquelarre en una carta del Tribunal a la Suprema, con fecha de 22 de mayo de 1609, en la que los inquisidores escriben que están ocupados reuniendo informes sobre ‘juntas y aquelarres’, celebradas en otros lugares de Navarra, y de las que algunas brujas que, entre tanto han sido arrestadas, saben algo. La ‘nueva’ remesa de prisioneros a que se refieren, llevaba en la cárcel desde el 14 de febrero, de modo que el Tribunal había tenido tiempo de sobra para interrogarles. Parece, pues, haber sido en el transcurso de esos tres meses, cuando el término aquelarre, pasa de nombre de una localidad en la que se cree que las brujas se reúnen a denominación general de junta de brujas. El autor de dicha construcción erudita pudo muy bien ser el inquisidor Valle Alvarado. Él fue quien dirigió los interrogatorios y quien más tarde recorrió los Pirineos en busca de nuevas brujas.
Recordemos que todos los interrogatorios se hicieron a través de intérpretes ya que los acusados sólo hablaban el vascuence. En resumidas cuentas: el “invento” consistió en una mala interpretación de la palabra."

Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO


"En cada estallido de brujomanía se daban las siguientes tres fases: adoctrinamiento, epidemia onírica y confesiones forzadas.
El pánico comenzaría con un estallido de sueños estereotipados. Mucha gente, niños y adolescentes en su mayor parte, contaba que era llevada de noche a las juntas brujeriles mientras dormía en su cama. Y una vez que la “gente embrujada” o los “niños brujos” contaran sus aventuras nocturnas, el pánico brujeril se puso en marcha. Pero las experiencias oníricas no se convirtieron de inmediato en acusaciones; se precisó algo de tiempo antes de que los niños quisiesen revelar quienes eran las personas que venían de noche a llevárselos."

Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO


"Hubo aldeas en las que fueron denunciados como brujos más de la mitad de los habitantes: niños, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, ricos y pobres, clérigos y laicos, sin que escapase grupo social alguno. Conforme la gente se dio cuenta gradualmente de que la caza de brujas estaba conduciendo a una completa ruptura de la sociedad, comenzó a volverse más crítica con las habladurías de los niños, prefiriéndolas ver como ensoñaciones y nada más."

Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO





"La brujería satánica era desconocida entre los vascos antes de extenderse la persecución."


Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO


"La noción de brujas voladoras puede documentarse como creencia popular vasca a partir de finales del siglo XV. Sin embargo, la primera mención a una asamblea de brujas en tierra vasca la encontramos en un proceso de 1508 que la Inquisición de Durango llevó a cabo contra una comadrona de Munguía, junto a Bilbao.
Los informes más completos sobre las juntas de brujas las obtenemos primero en documentos concernientes a la gran persecución de brujas perpetrada en el valle de Salazar y otras zonas del Pirineo, puestas en marcha por las autoridades civiles de Navarra en 1525. Todo el arsenal de detalles imaginarios que veremos a comienzos del XVII concurre ya en el proceso de las brujas del valle de Salazar en 1525."

Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO


"Socialmente considerada, la creencia brujesca posee varias funciones en la pequeña comunidad, tales como: formar parte del sistema cognitivo (algo que explicaría la mala suerte), formar parte del sistema moral (en sociedades que no toleran la envidia, al envidioso lo consideran brujo) y, además, servir de válvula de escape de agresiones latentes inexpresables a causa de ser rechazadas por el entorno social. Por ejemplo, si su señora suegra conviviese con usted, usted debería soportar sus caprichos, pero si usted convenciese a la familia y al vecindario de que ella es una bruja, usted podría echarla de casa sin más.
Por el contrario, la brujomanía es algo completamente disfuncional, tanto cognitiva como moralmente y tampoco sirve de válvula de escape, ya que por su forma explosiva desgarra a la pequeña comunidad."

Gustav Henningsen
De la entrevista por Juan AGUIRRE SORONDO














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