“A quien se lanza al peligro, no por propia voluntad, sino porque así es necesario, no deja Dios de ayudarle.” 

Procopio



“¿Cómo podría alguien ser capaz de abarcar con la palabra todos los rasgos del carácter de Justiniano? Parecía que no tenía estos y otros muchos males aún mayores por su condición humana, sino que daba la sensación de que la naturaleza había quitado la maldad al resto de la humanidad para depositarla en el alma de este hombre.”

Procopio de Cesarea
Historia secreta


"Cuando Cosroes escuchó estas palabras, quedó complacido y, tras convocar a todos los nobles de más puro linaje persa, les reveló lo que le había comunicado por escrito Vitigis y lo que le dijeron los armenios, y les propuso que deliberaran acerca de lo que se debía hacer. Se expresaron entonces muchas opiniones en uno y otro sentido, pero al final se decidió que debían declarar la guerra a los romanos al comienzo de la primavera; pues ya estaba avanzado el otoño de aquel año, que era el decimotercero desde que Justiniano ocupó el trono imperial. Sin embargo, los romanos no sospechaban nada, ni creían que los persas fueran a romper nunca aquel tratado de paz que se llamó «indefinido», aunque sí sabían de oídas que Cosroes le reprochaba a su emperador los éxitos que había logrado en occidente y que lanzaba contra él esas acusaciones que poco antes he mencionado.
En aquel entonces también apareció el cometa, primero comparable a la altura de un hombre, pero luego mucho mayor. Se perdió por occidente y salió por oriente, siguiendo al propio sol; pues el sol estaba en Capricornio y aquel astro en Sagitario. Algunos lo llamaban «el pez espada», porque era muy largo y tenía bastante afilada la punta, y otros «el barbudo», y se dejó ver durante más de cuarenta días. Pues bien, los entendidos en estas cuestiones no se ponían de acuerdo en absoluto, sino que unos predecían que era una cosa y otros otra la anunciada por aquel astro."

Procopio
Historia de las guerras


“Cuando estas niñas llegaron a la adolescencia, la madre las llevó enseguida a la escena que había allí porque era notoria su belleza, aunque no a todas al mismo tiempo, sino conforme cada una de ellas le pareció madura para este tipo de trabajo. Comitó fue pues la primera que sobresalió entre las heteras de aquellos días. Después de ella venía Teodora, que se cubría con una pequeña túnica de mangas a la manera de un joven esclavo y entre otros servicios que le prestaba llevaba siempre sobre sus hombros un escaño sobre el que aquella solía sentarse en sus encuentros. (…) Pero tan pronto como llegó a la adolescencia y estuvo ya desarrollada, se bajó ella misma a escena con las mujeres y se convirtió enseguida en una hetera de esas que los antiguos llamaban ‘de infantería’, pues no era flautista ni harpista ni había siquiera estudiado los pasos de la danza, sino que sólo entregaba su juvenil belleza a todo el que llegaba, dejándole que se sirviera de todas las partes de su cuerpo. (…) Y aunque a menudo se quedaba embarazada, casi siempre pudo provocar enseguida el aborto. (…) Por su parte cuantas personas respetables se encontraban con ella en el ágora la evitaban y se marchaban presurosos, no fuese que al tocar alguna parte de los vestidos de esta mujer pareciese que compartían su impureza. Así pues, para los que la veían, sobre todo al despuntar el día, era un pájaro de mal agüero. Por otra parte acostumbraba a tratar siempre a sus compañeras del teatro con la ferocidad del escorpión, pues la envidia la dominaba completamente.
(…) Ésta fue pues la forma en que nació y fue criada esta mujer y por la que llegó a ser famosa entre muchas mujeres públicas y entre todos los hombres. Cuando llegó a Bizancio de nuevo, Justiniano concibió un violento amor por ella. Al principio la trataba como a una amante, aunque la había ascendido a la dignidad de patricia. Teodora pudo así adquirir enseguida un extraordinario poder y amasar consiguientemente una enorme fortuna, pues lo que más placer le causaba a este hombre era dar todos sus bienes y conceder todos sus favores a su amada, que es lo que les suele suceder a los que están perdidamente enamorados. Así, el estado se convirtió en el combustible de este amor y Justiniano junto con Teodora no sólo arruinó todavía mucho más que antes al pueblo en la capital, sino por todo el imperio de los romanos.”

Procopio de Cesarea
Historia secreta


"Con más facilidad se les llama bravos a los audaces que seguros a los prudentes."

Procopio de Cesarea
Historia de las Guerras, VII: 25, 15. Discurso de Totila a su ejército


“Cosa necia es que aquellos a quienes amenaza un peligro máximo se ocupen de cualquier otra cosa.”

Procopio de Cesarea



“El sufrimiento muy vehemente dispone al hombre a las más perversas determinaciones.”

Procopio de Cesarea












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