Cuando venga el porvenir

recuerda...cuando venga el Porvenir
dale muchos recuerdos de mi parte
dile que lo soñé dile que anduve
hablándote de él desde la infancia

dile que fuimos juntos a buscarlo
por tréboles de cuatro y trece hojas
en primaveras verdes de mariposas blancas
por cientos de cometas y aeroplanos

recuerda...cuando venga el Porvenir
extiéndele tu mano como a un dios
dile que éramos muchos sin cansancio
recogiendo cerezas en la luna para alimentarlo

dile que éramos muchos y teníamos
LOS CABELLOS MÁS SUELTOS DE LA HISTORIA
las cajitas de música más mágicas
LAS PAREDES MÁS LOCAS EN LOS CUARTOS
los cuartos más abiertos al amigo
EL DELIRIO MÁS LARGO EN LOS CAMINOS
los caminos más hondos en el día
LOS DÍAS MÁS INTENSOS EN EL ALMA
y una esperanza enorme de ser puros
completamente puros al tocarlo

recuerda...cuando venga el Porvenir
dile que no hemos desaparecido
dile que no hemos sido hallados muertos
con la cabeza rota de artificios
el corazón hinchado de venenos
y la canción ultrajada por otros

dile que sólo estamos demorados
no muy lejos de aquí seguramente
pero que desde siempre donde quiera
hemos salido todos a buscarlo

recuerda...

Rubén Vedovaldi



Nada traigo a este sitio,

ni ruiseñor de Keats ni tigre Willam Blake ni
río de Juanele o gato de Girri

no he domesticado mis estrofas
no le puedo al silencio ni a la ausencia
águila ni serpiente de Zoroastro traigo,

disculpen, no me trajo ni la maga de Julio
ni el burrito de plata de Juan Ramón Jiménez
ni cuerva de Vallejo ni aquel cuervo de Poe;
ni la rana de Basho ni las cosas
que Giannuzzi versara contra su muerte

no he fracasado más que cualquier otro
no he bebido mejores licores
no me alcanzó la luz del elegido
ni me chuparon los pozos de sombra
¿con qué derecho vengo a oficiar de poeta?

no hice más feliz a la que hice feliz
que lo que otro bien pudiera hacerla
no soborné, no maté a ser humano
no fui padre ni esposo
no moriré en París
no me piden permiso para ser
la lluvia, el viento, el mar;
el sol para brillar
la flor para aromar en el desierto

no descubrí el aleph ni falso aleph
no estuve en la frontera al borde de la guerra
no me ha excomulgado la Iglesia en que no creo
no he ganado una estrella
en el cielo inestable del marxismo
no amasé una fortuna ni dejo deudas
sólo que aquí y ahora me atraviesa
este atardecer gris de medio invierno
y estoy solo en mi cuerpo
(no más solo que antes o que otros)
y está todo tan frío tan inmóvil
que estirando la mano con que escribo
quise alzar esa piedra que es mi alma
y no puedo y me duele

no consigo arrancarme a dar el grito
a ser un vuelo azul un viento negro
un pozo ciego un puñal una rosa
un pedazo de pan en la vereda

nada traigo, disculpen,
y no sé cómo vine a dar aquí

Rubén Vedovaldi


Oigo cantar al mar

oigo cantar al mar
y lo acompaño

el mar habla de luz del sol
y yo soy un acorde hecho de sombras

máscara y máscaras
no tengo rostro no dejo rastro

voy donde quiere el mar
en la noche sin alma

no tengo clave de sol para abrir
pero acompaño

soy lo que quiere la muerte
en el fondo

Rubén Vedovaldi





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