El padre

"Llegaste esa noche a besarme, bajo el oscuro cielo de Miami. Al fin te has vuelto un hombre, un hombre con arañas en la piel, un hombre frío. Salimos caminando por esa patria que nunca fue la tuya y hablamos de la Revolución. Amé las cosas parecidas a ti; pero no supe nunca explicarte mi duelo. La noche seguía negra y Miami era como La Habana, o Ciego de Ávila, unos barcos grandísimos miramos regresar. Me fui quedando atrás, y me llamaste como cuando era niño, y entrabas en mi amor como una espada. Volviste a besarme la cabeza, y todo fue luz y esperanza en la muerte."

Pedro Alberto Assef


Elogio y olvido de la muerte

He visto a la muerte, la he tocado,
hemos estado juntos.
Entre mis dedos
la muerte era pequeña y fatal;
pero la he regresado a los que no reconozco,
a los hombres sin fe,
a las criaturas frías,
a las flores soberbias de la noche.
Ya te he cantado muerte,
ya he puesto tu ceniza en mis versos.
Este poema es tu elogio y tu olvido.
No he de nombrarte más.
Voy a escribir del humo,
de la espera infinita del mar.

Pedro Alberto Assef



Es Amor

Se parece al amor
tiene sus mismos ojos
la manera silente de besarme la boca
me acomoda en la parte más brutal de su pecho
se me va entre los dedos como el agua del mar
Es incierto me llama
me revuelca en su tumba
Se parece a la muerte este amor que he encontrado
taciturno sombrío
como la primavera
me ha crecido la hierba de su luz en el pecho
me quedaré a su lado
devoraré las hojas perpetuas del olvido
y la luna
y el tiempo
me reconocerán

Pedro Alberto Assef


La décima del regreso

Como una bestia sombría
que se desangra en la noche
así mi amor se hizo un broche
de luz en la noche fría.
Recogí la vida mía
como quien corta una flor.
Fui el humo, fui el esplendor
en los valles de la muerte
y regresé para verte
palideciendo de amor.

Pedro Alberto Assef


"Mi lema es una cita de Emerson, el gran filósofo norteamericano: No imites, insiste en ti."

Pedro Alberto Assef



Olvido y amor

Y así mi amor se deshizo
en tus manos, como el mar
se deshace en el palmar,
como en el pecho el granizo.
Sigue en el cielo el hechizo
de Dios y los hombres sabios.
Y aquí estoy, con los resabios
de un niño que se despierta.
Como el olvido a tu puerta,
como el silencio a tus labios.

Pedro Alberto Assef



Tus muslos

Y venían tus muslos detonando
un himno de sepulcro y tarde rota
con tanta profecía en mi derrota
que me están aún doliendo y derribando.

Así como escapados de un auxilio,
delirantes y mansos y pendientes
me arrugaron la piel indiferentes
de toda castidad y todo idilio.

Retocados con miel y con ceniza
entre cruces de pena y poca prisa
chocaron desafiando mi cordura.

Tus muslos de presagio y de sosiego
enredaron mi tregua para luego
esconderse a silencio en la ternura.

Pedro Alberto Assef


Yo soy el tiburón, el que está ciego

"Yo soy el mismo réprobo que vaga
por los mares del mundo sin sosiego
yo soy el tiburón, el que está ciego
por la sangre y la muerte de su saga.

Me han cazado los hombres, me han hundido
el regio arpón en la memoria oscura
pero sigo arrastrando la amargura
por las playas del tiempo y el olvido.

Nada me detendrá, los manuscritos,
los códices en piedra, los escritos
del viejo dios sustentan mi venganza.

Soy bestia de las aguas temblorosas,
no conozco el descaro de las rosas
ni el tenue resplandor de la esperanza."

Pedro Alberto Assef







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