"Creyendo que era isla, como nos lo certificaba el piloto Antón de Alaminos, íbamos con muy gran tiento, de día navegando y de noche al reparo, y en quince días que fuimos desta manera vimos desde los navíos un pueblo, y al parecer algo grande; y había cerca del gran ensenada y bahía; creímos que habría río o arroyo donde pudiésemos tomar agua, porque teníamos gran falta della, a causa de las pipas y vasijas que traíamos, que no venían estancas, porque como nuestra armada era de hombres pobres, y no teníamos oro cuanto convenía para comprar buenas vasijas y cables, faltó el agua, y hobimos de saltar en tierra junto al pueblo, y fue un domingo de Lázaro, y a esta causa posimos aquel pueblo por nombre Lázaro, y ansí está en las cartas de marear, y el nombre propio de indios se dice Campeche. Pues para salir todos de una barcada acordamos de ir en el navío más chico y en los tres bateles con nuestras armas, no nos acacciese como en la Punta de Cotoche. Y porque en aquellos ancones y bahías mengua mucho la mar, y por esta causa dejamos los navíos anclados más de una legua de tierra y fuimos a desembarcar cerca del pueblo. Y estaba allí un buen pozo de agua, donde los naturales de aquella población bebían, porque en aquellas tierras, según hemos visto, no hay ríos, y sacamos las pipas para las henchir de agua y volvernos a los navíos. E ya que estaban llenas y nos queríamos embarcar, vinieron del pueblo obra de cincuenta indios, con buenas mantas de algodón y de paz y a lo que parescía debían de ser caciques, y nos dicen por señas que qué buscábamos, y les dimos a entender que tomar agua e irnos luego a los navíos, y nos señalaron con las manos que si veníamos de donde sale el sol, y decían: «Castilan, castilan», y no miramos en lo de la plática del «castilan». Y después destas pláticas nos dijeron por señas que fuésemos con ellos a su pueblo, y estovimos tomando consejo si iríamos o no, y acordamos con buen concierto de ir muy sobre aviso. Y lleváronnos a unas casas muy grandes, que eran adoratorios de sus ídolos y bien labradas de cal y canto, y tenían figurado en unas paredes muchos bultos de serpientes y culebras grandes y otras pinturas de ídolos de malas figuras, y alrededor de uno como altar, lleno de gotas de sangre, y en otra parte de los ídolos tenían unos como a manera de señales de cruces, y todo pintado, de lo cual nos admiramos como cosa nunca vista ni oída. Y según paresció, en aquella sazón habían sacrificado a sus ídolos ciertos indios para que les diesen victoria contra nosotros, y andaban muchas indias riéndose y holgándose, y al parecer muy de paz; y como se juntaban tantos indios, temimos no hubiese alguna zalagarda como la pasada de Cotoche. Y estando desta manera vinieron otros muchos indios, que traían muy ruines mantas, cargados de carrizos secos y los pusieron en un llano, y luego, tras éstos, vinieron dos escuadrones de indios flecheros, con lanzas y rodelas y hondas y piedras, y con sus armas de algodón, y puestos en concierto, y en cada escuadrón su capitán, los cuales se apartaron poco trecho de nosotros; y luego en aquel instante salieron de otra casa, que era su adoratorio de ídolos diez indios que traían las ropas de mantas de algodón largas, que les daban hasta los pies, y eran blancas, y los cabellos muy grandes, llenos de sangre revuelta con ellos, que no se pueden desparcir ni aun peinar si no se cortan; los cuales indios eran sacerdotes de ídolos que en la Nueva España comúnmente se llamaban papas, y ansí los nombraré de aquí adelante."

Bernal Díaz del Castillo
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España



"Dijeron los indios mexicanos, que poco tiempo había, antes que viniésemos a la Nueva España, que vieron una señal en el cielo que era como verde y colorado y redonda como una rueda de carreta... junto a la señal vino otra raya y camino de hacia donde sale el Sol y se venía a juntar con la raya colorada; y Moctezuma, gran cacique de México, mandó llamar a sus papas y adivinos, para que mirasen aquella cosa y señal. Nosotros nunca las vimos, sino por dicho de mexicanos lo pongo aquí, porque así lo tienen en sus pinturas, las cuales hallamos verdaderas. Lo que yo vi y todos cuantos quisieron ver, en el año veinte y siete—1527—estaba una señal del cielo de noche a manera de espada larga, como entre la provincia de Pánuco y la ciudad de Tezcuco, y no se mudaba del cielo, a una parte ni a otra, en más de veinte días."

Bernal Díaz del Castillo
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España
Tomada del libro El muñeco humano y otros artículos de Andreas Faber-Kaiser, página 78



"El palmo es una medida que se usa de dos maneras. La primera consta de la distancia que ha desde la punta del dedo pólice de la mano hasta el extremo del meñique abierta y extendida. La segunda es la distancia de los cuatro dedos, desde el índice al meñique puestos unos sobre otros."

Bernal Díaz del Castillo
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España



"Los hombres que murieron habían sido contratados para la muerte."

Bernal Díaz del Castillo



"Nos quedamos admirados, y decíamos que parecía a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís... Y aun algunos de nuestros soldados decían que si aquello que veían si era entre sueños, y no es de maravillar que yo escriba aquí de esta manera, porque hay mucho que ponderar en ello que no sé como lo cuente: ver cosas nunca oídas, ni aun soñadas, como veíamos."

Bernal Díaz del Castillo


"Y diré que en la plática que tuvo el Moctezuma con todos los caciques de toda la tierra que había enviado a llamar, que después que les había hecho un parlamento sin estar Cortés ni ninguno de nosotros delante, salvo Orteguilla el paje, dicen que les dijo que mirasen que de muchos años pasados sabían por cierto, por lo que sus antepasados les habían dicho, es así lo tiene señalado en sus libros de cosas de memorias, que de donde sale el Sol habían de venir gentes que habían de señorear estas tierras, y que él tiene entendido, por lo que sus dioses le han dicho, que somos nosotros."

Bernal Díaz del Castillo
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España
Tomada del libro El muñeco humano y otros artículos de Andreas Faber-Kaiser, página 82


"Y miren... a la santa iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, que está en lo de Tepeaquilla, donde solía estar asentado el real de Gonzalo de Sandoval, cuando ganamos a México, y miren los santos milagros que ha hecho y hace de cada día."

Bernal Díaz del Castillo


"Y preguntó el Montezuma que, siendo ellos muchos millares de guerreros, que cómo no vencieron a tan pocos teules (españoles). Y respondieron que no aprovechaban nada sus varas y flechas y buen pelear; que nos les pudieron hacer retraer, porque una gran tecleciguata de Castilla venía delante dellos, y que aquella señora ponía a los mexicanos temor, y decía palabras a sus teules que los esforzaba; y el Montezuma entonces creyó que aquella gran señora que era Santa María y la que habíamos dicho que era nuestra abogada."

Bernal Díaz del Castillo
En el capítulo XCIV de su Historia verdadera de la conquista de la nueva España cómo la aparición de una entidad femenina decide la victoria a favor de los españoles (a quienes los indios llaman «teules»)
Tomada del libro Seres y lugares en los que usted no cree de Jesús Callejo y Carlos Canales, página 92


"... y quiero volver con la pluma en la mano como el buen piloto lleva la sonda por el mar, descubriendo los bajos cuando siente que los hay, así haré yo en caminar a la verdad de lo que pasó."

Bernal Díaz del Castillo














No hay comentarios: