Escrito en la servilleta de un bar

"Si el adiós no fuera desplazarme en noches infinitas
si no fuera resbalar para siempre
en todas las despedidas.
Si no fuera releer una y otra vez las cartas secas
las fotos blanco y negro
la excusas
si no fuera pedirte una y otra vez
que no me olvides
que no te pierdas en el tiempo
que el flujo interminable de mis días
no te desmorone
ni te despierte."

Marjiatta Gottopo


Justo

Cuando muere un adolescente las madres sangran más de lo acostumbrado

y miran a Dios con rencor

y él se reparte entre semen expulsado a bofetadas
y la vidriera de la pasión
en la que yace
feliz ahora.

Cuando muere el amigo de fulanita , el alto pana
el vértigo de que todo es discontinuo
se barre en las alcantarillas
y  Campanita se despereza de un orgasmo.

Si es de sobredosis la culpa es social no hay que hacer nada
si muere de hambre
si muere de amor
son cosas de muchachos, nadie indaga en esas horas
no vale la pena.

Si se estrella en una moto la culpa es de lo padres
la mamá se hará la cirugía mil veces
y el papá siempre comprará corbatas grises.
No habrán de manejarla los nietos
la hermana traumatizada se aprieta un grano en el espejo.


Si muere de trece, catorce o quince años
es castigo de Dios casi seguro
es envidia sistemática de la vecina estéril,
 el cuarto está más ordenado y las motos
los rockeros ya no ensucian las paredes
a esa edad no hay accidentes
todo el mundo se suicida.

  Marjiatta Gottopo



La quemadura

"No toques la herida
pues se infectará.
No la veas:
"camina con las manos
camina con el olvido
navega en esa ola de destierro
y nunca la toques
no las despidas
no retornes."
La herida ya no sangra
la herida es el recuerdo
esa promesa adherida a  los tejidos
la herida no es tu nombre
es sólo la posibilidad
de que no sane."

Marjiatta Gottopo


Miseria

"No importan los hombres desgarbados que, a veces, en medio
de círculos color violeta vomitan los lavamanos
y tienen una barba tan obscura como algunas promesas.
Hubo una noche
un día
hubo una muerte
quizá un garabato sobre la tumba, quizá, nunca lo supo
mientras vertía hálitos de su eternidad en los hilillos de sangre
que le bordeaban las arrugas.
Hubo un enterrador
un asesino que blandía su escopeta
contra la cabeza de un niño.
Un callejón, una historia con besos bajo las colillas
sobre la maleta
una historia de barcos que parten para siempre
de tormentas y ahogados
mientras los acordeones no perdonan la desolación
y yo soy
quien escupe oraciones a tus ojos."

Marjiatta Gottopo
Del libro inédito Psicotrópicos

No hay comentarios: