El deseo

Noche
de insomnio negro.

Sobre un talud de cardos
crispada me recuesto.
En cada pliegue blando
recóndito del lecho:
una espina de miel
un cuchillo de fuego.

Incrustrado
a mi cuerpo
tentáculo feroz
y agresivo: el deseo.

Gritos broncos derriban
murallas de silencio.
Sofocante me absorbe,
la boca que no tengo.
Mordaza de mi mutismo.
Pantera de mi desierto.
Hoguera de mi penumbra.
Abismo de mi tormento.
En un rojo
revuelo
de combates
sin freno
abierta
desmembrada
me consumo y me pierdo.
En la noche demente
resucitada muero:
con la boca quemada
con los flancos ardiendo.

Lívida madrugada
cortará el aire denso.

Y el rostro que persigo
morirá en el espejo. 

Ana María Martínez Sagi



“Hoy me da pena todo: los árboles desnudos,
la calle solitaria, la tarde tan callada, los sollozos del viento que pasa enloquecido,
la canción melancólica de la fuente lejana.
La feliz inocencia de aquel niño que ríe,
la pureza inefable de sus pupilas claras, la belleza infinita de su corazón limpio
que ha de saber tan pronto todas las cosas malas.”

Ana María Martínez Sagi



“No te acerques, pues, hombre. Tú estás hecho
de carne y de deseo… El aliento que sale de tu boca
abrasa…”

Ana María Martínez Sagi



Por el río venía

Venía tu cuerpo moreno
En el agua rosada del río.
Un viento, de pena callada,
Retorcía los grises olivos.
Venía tu cuerpo moreno,
Inmóvil y frío.
El agua, cantando, pasaba
Por tus dedos rígidos.
¡Venías tan pálido,
soldado, en el río!
La boca cerrada, las manos heladas,
La piel como el lirio;
Y una herida roja, en la frente blanca,
Y una luz de aurora, en los ojos limpios…
¡Qué muerte la tuya, soldado del pueblo,
bravo miliciano, corazón amigo;
qué muerte más dulce, cien brazos de agua
ceñidos en torno de tu rostro lívido!
No venías muerto sobre el agua clara;
Sobre el agua clara, venías dormido:
Un clavel granate, en la sien nevada,
Y en los ojos quietos, dos luceros vivos.
¡Qué pálido y frío,
venía tu cuerpo moreno
sobre el agua rosada del río!

Ana María Martínez Sagi



"Salvé a muchos judíos y franceses. Siempre fue algo voluntario. Lo hice porque quise hacerlo."

Ana María Martínez Sagi
Se lo contó a la periodista Karen Robinson



“Toda mi vida he luchado contra la injusticia, la dictadura, la opresión, así que decidí incorporarme a la Resistencia. Salvé a muchos judíos y a muchos franceses que huían del avance nazi. Siempre fue algo voluntario. Siempre lo hice porque quise hacerlo.”

Ana María Martínez Sagi



"Yo hago sport como una chica y poesías como una mujer…"

Ana María Martínez Sagi


“Yo no soy vanguardista, ni ultraísta, ni clasicista, ni feminista... Me fastidian mucho los “istas” y los “ismos”. De tener algún “ista”, puede que sea sindicalista.”

Ana María Martínez Sagi











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