La alternativa de las barricadas

"Durante las históricas rebeliones,
sin prisas ni delirios,
con frecuencia
la gente
en las barricadas,
no discierne su significado.

Barricadas de adoquines - contra el desamparo.
Barricadas de poesía - contra la imprudencia.
Barricadas de conciencia - contra la ligereza.
En las barricadas -
no se está por la vanagloria.

Ni por capricho, ni por venganza.
Brincar - es oficio de chimpancés.
La hombría no se deja deshonrar.
Nada mundano hay en el barroco de las barricadas.
¡Lanzan la sífilis los cupidos,
cuando rehíla la bala junto al oído!

Así que demoraos en el nicho,
peces atolondrados y resbaladizos,
primeramente los más excitables,
aquellos, en particular, que padecen escalofríos.
Y, en segundo lugar, que se aleje, por favor,
quien, como si fuera un bolo, teme ser derribado.
La muerte - no es una derrota.
En las batallas victoriosas
también existen los caídos.

Bajad de las barricadas, héroes hasta la primera carga,
y detened las maniobras de los filisteos.
En las barricadas tienen derecho a estar
los rebeldes,
enemigos
y enfermeros."

Lina Kostenko


La poesía

La poesía -es mi radiografía 
sobre los pulsos, ritmos y sonoridades. 
Presentará nebulosidades, rarezas y manchas- 
si es que se la contempla en las oscuridades. 

La radiografía se estudia a contraluz- 
a la luz del sol y de la conciencia. 
Luego hasta su corazón se descifra con nitidez, 
así como los campos de la transparencia visceral.

Lina Kostenko


Pasaje de tormenta

Tan lejano 
y de pronto -amenazante, 
un enjambre de nubes ahogará el horizonte, 
la tierra suspirará profundamente y con ardor 
impregnando los cerezos de ozono. 
Me siento destemplada, 
oprimida, 
amenazada, 
vapores liláceos tiñen a los arbustos, 
zumban los bosques, 
rechinan los somorgujos del robledar, 
en el firmamento se tejía un lluvia brocada. 
Posó la tormenta una palpitante mano 
sobre la dorada cabeza de la ira, 
a mí, en cambio, nunca se me permitirá soñar 
con el ciego estallido del puro apasionamiento. 
La tormenta me intimida con sus truenos, 
un dolor encadenado se cierne sobre zancos, 
que degusten su sensación las multitudes, 
mientras tú, fuerza de los elementos, -¡amas, si ama! 
Amo 
al extraño, 
de repente -amenazante, 
añoro la delgada languidez de las subscripciones, 
en el telégrafo de la tempestad por encima del vacío 
envío a través de la noche telegramas-relámpago.

Lina Kostenko













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