La Ultima Gaviota

"Como una franja temblorosa, rota
del manto de la tarde, en raudo vuelo
se esfuma la bandada por el cielo
buscando, acaso, una ribera ignata.

Detrás, muy lejos, sigue una gaviota
que con creciente y pertinaz anhelo
va de la soledad rasgando el velo
por alcanzar la banda ya remota.

De la tarde surgió la casta estrella,
y halló siempre volando a la olvidada,
de la rauda patrulla tras la huella.

Historia de mi vida compendiada,
porque yo soy, cual la gaviota aquella,
ave dejada atrás por la bandada."

Ricardo Miró


Melancolía

Hoy lo mismo que ayer... Tal vez mañana
recordarás con pena este pasado,
cuando ya esté tu corazón helado
y cuando tengas la cabeza cana.

Y pensar que yo pude, en tu ventana,
ser el galante trovador soñado,
y así como Romeo enamorado
oír cantar la alondra en la mañana...

Tu juventud se va; se va la mía,
y mientras cae lentamente el día
me entretengo en pensar que estás muy lejos;

en que nos hiere idéntica congoja,
y cada tarde azul que se deshoja
nos deja más sombríos y más viejos.

Ricardo Miró


Patria

¡Oh patria tan pequeña, tendida sobre un istmo
donde es más claro el cielo y es más vibrante el sol,
en mí resuena toda tu música, lo mismo
que el mar en la pequeña celda del caracol!

Revuelvo la mirada y a veces siento espanto
cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar...
¡Quizá nunca supiese que te quería tanto,
si el Hado no dispone que atravesara el mar!...

La patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor.

La patria son los viejos senderos retorcidos
que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió,
en donde son los árboles antiguos conocidos
que al alma le conversan de un tiempo que pasó.

En vez de estas soberbias torres con áurea flecha,
en donde un sol cansado se viene a desmayar,
dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha,
donde he robado un beso, donde aprendí a soñar.

¡Oh mis vetustas torres, queridas y lejanas,
yo siento las nostalgias de vuestro repicar!
He visto muchas torres, oí muchas campanas,
pero ninguna supo, ¡torres mías lejanas!,
cantar como vosotras, cantar y sollozar.

La patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor.

¡Oh patria tan pequeña que cabes toda entera
debajo de la sombra de nuestro pabellón:
quizás fuiste tan chica para que yo pudiera
llevarte por doquiera dentro del corazón!

Ricardo Miró


Poema del ruiseñor

Desde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido…
Ya ves qué casto amor tan sin fortuna…
Y eso que el ruiseñor, en su descuido
puede llegar volando hasta la luna.

Envuelto entre la luz embrujadora
da al viento el ruiseñor, todas las galas
que en su garganta mágica atesora;
y la Luna se vuelve toda escalas
de seda y luz…(La luna dizque ignora
que su dulce cantor tiene dos alas…)

Calla el agua en los claros surtidores
se aduermen los arroyos cristalinos
y se despiertan a escuchar las flores…
Astro y pájaro, a un tiempo, están divinos…
Y ella baja hasta él vuelta fulgores,
y él asciende hasta ella vuelto trinos…

LLeno de sombra y de quietud, como una
pupila abierta al cielo indiferente,
un retazo perdido de laguna
sueña en la fronda del jardín… Presiente
la pálida belleza de la luna
aquel espejo claro y transparente.

El ruiseñor solloza dolorido
envuelto entre la luz embrujadora
cuando calla de pronto, sorprendido,
porque desde la rama en donde llora
advierte que la luna se ha caído
y flota sobre el agua onduladora.

Calla el agua en los claros surtidores,
se aduermen los arroyos cristalinos
y se despiertan a escuchar las flores…
Luna y pájaro, a un tiempo, están divinos…
Y ella asciende hasta él vuelta fulgores,
y él desciende hasta ella vuelto trinos.

El pájaro suplica, impreca y canta
mientras se multiplica a maravilla
la flauta de su eglógica garganta…
Y salta alegre al ver cómo se humilla
la Luna que corriendo tras su planta
se viene sobre el agua hasta la orilla…

Ante el dulce deliquio que le miente
la luna, riendo del cristal del lago,
loco de amor el ruiseñor se siente,
y respondiendo al amoroso halago,
hunde el pico en el agua transparente
y se bebe la luna trago a trago.

Ricardo Miró


Tus ojos

¿El lago? …. ¡Nunca!.... El lago no pudiera
competir con tus ojos soñadores…
Tus ojos tienen sombras y fulgores:
son dos lagos al tiempo que una hoguera.

¿El mar?.... ¡Tampoco!.... El mar tiene ribera
que se llena de pájaros y flores,
y en tus divinos ojos turbadores
se fatiga volando la Quimera….

¿El cielo?.... Acaso el cielo, por ser cielo,
se atreviera un momento, envanecido,
a asomarse a tus ojos con recelo;

y ante tus ojos diáfanos y bellos,
vería el mismo cielo, sorprendido,
que falta cielo para verse en ellos.

Ricardo Miró



Vespertina

"Las tardes son iguales hace treinta y seis años:
el mismo sol cansado de tanto caminar
por los cielos profundos y los mismos rebaños
de nubes sonrosadas viajando sobre el mar.

Hay tardes nebulosas, húmedas y otoñales;
hay tardes encendidas que inspiran sólo el bien;
pero treinta y seis años hace que son iguales.
Yo, que las amo tanto, ¡lo recuerdo tan bien...!

En cada tarde hay una femenina ternura
de paloma, de garza, de manantial, de flor,
donde toda alegría se hace serena y pura,
donde se santifica todo humano dolor.

Pero esta tarde tiene una melancolía
tan honda, tan callada, tan sincera, tan cruel,
tan acremente amarga que hasta se pensaría
que alguien volcó en los cielos una copa de hiel."

Ricardo Miró


Yo estoy enfermo de soledad

Yo estoy enfermo de soledad…
Amo las viejas calles torcidas,
esas callejas desconocidas
que llevan lejos de la ciudad.

Como en la calma hallo el placer,
en vez de necias voces profanas
amo el acento de las campanas
en el fantástico atardecer.

A esa sonrisa que brota a flor
del labio impuro que amores miente,
prefiero el trino con que la fuente
bajo la luna canta su amor.

Sé que en mí mismo llevo la paz,
y me ilumino de dulce calma
cuando permito que mire mi alma
todas las cosas que dejo atrás.

Ricardo Miró








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