Lo único que me preocupa de la muerte

Norte o sur, agua o barro
en las orillas de las horas, todo es historia. Todo pasa,
el cuerpo es una voz que tiembla haciendo ecos
en la carne. El tiempo es un poema breve
que se posa en el mar, como al descuido,
y a veces llora y otras canta,
como un pueblo cuando está de fiesta
y pone luces en las calles,
como un velo de amor a pulso,
un velo
que acaricie miles de almas y parezca el sol
que muchos no han tenido
cuando el frío les trepaba las ramas de la infancia.

“Tanto se vive sin vivir” decía Juan Gelman,
pero Dios no está vencido, es como un cóndor
-la mitad del tiempo en sus heridas-
posado en la montaña. Todo pasa, hasta el vuelo del dolor
se acaba.

No despertar al lado tuyo
y que los pájaros nunca pronunciarán mi nombre,
es lo único que me preocupa de la muerte.

Lidia Beatriz Biery


Tanta cordura

Los solitarios sabemos que la vida
tiene un minuto que puede abrir el aire
o cerrar nuestra garganta para siempre.

Nos han contado que dentro de las horas
hay un guardián adherido al cuadrante del reloj
que tropieza con el talle de los sueños
y nos incita al olvido de ser libres
de hacer leña con las puertas que aprisionan
cada hueco padecido de la sangre.

Grande el dolor de perder el embeleso,
el coraje de volar a la deriva
y esperar el fin perdidos en el cielo
como las aves que eligen lugar para morir.

La soledad sigilosa y el murmullo
de respuestas desabridas en la noche,
sin llorar, sin ni siquiera llorar
........................................................tanta cordura.

Lidia Beatriz Biery
Del poemario "Casi me mata la vida"













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