"a medida que el imperio romano ganó en extensión, la sociedad romana experimentó una extraordinaria mutación con asombrosa rapidez, pasando del sano estoicismo y la simplicidad a una vida de libertinaje desenfrenado. [...] La prostitución aumentó a pasos agigantados, la homosexualidad se importó de Grecia, y las mujeres se liberaron pronto de cualquier traba. No contentas con suprimir la autoridad absoluta del paterfamilias, las mujeres romanas empezaron a abandonar sus hogares para desempeñar un papel cada vez más importante en la vida política del Estado...
Fruto de la cultura grecorromana desequilibradamente masculina, esta rebelión feminista adoleció de un defecto decisivo: al revolverse contra la autoridad masculina y la supremacía de los valores viriles en términos estrictamente masculinos, las mujeres romanas destruyeron en definitiva los cimientos de su propia sociedad y civilización. [...] Inconscientemente, las mujeres romanas destruyeron con sus propias manos sus bastiones femeninos en una sociedad patriarcal; las altivas, respetadas e influyentes madres de los primeros tiempos de la República pasaron a despreciar su función biológica primordial en la época imperial y comenzaron a competir con los hombres en términos masculinos. En ese proceso, fracasaron y no hicieron ninguna contribución significativa a la cultura romana; y al no ser capaces de restablecer el respeto por los valores específicamente femeninos contribuyeron a corromper la vida romana bajo el dominio imperial de los Césares sin lograr siquiera participar directamente en el poder político, cada vez más sujeto al influjo de las legiones y de la guardia pretoriana…”

Amaury de Riencourt
Sexo y poder en la historia



"El infanticidio (del pueblo romano) pasó a ser una práctica generalizada, y la lascivia sexual contribuyó, sin duda, a reducir la fertilidad de hombres y mujeres; el matrimonio se aplazaba con frecuencia o se evitaba por completo

Amaury de Riencourt
Tomada del libro El dominio mundial de Pedro Baños, página 291



"El prestigio legendario de las matronas romanas se basaba en su inigualable dedicación a sus hijos y la recíproca devoción de los hijos por sus madres. Cayo Graco, que inició la gran revolución social de Roma, siempre siguió los consejos políticos de su madre y retiró los proyectos de ley que ella desaprobaba; de hecho, incluso el Estado romano se inclinó ante ella y erigió en su honor y con cargo al erario público una estatua con la inscripción Cornelia, madre de los Gracos. Julio César estuvo sometido a la aplastante influencia de su madre, Aurelia, hasta que ésta murió en el 52 a.C. El carácter romano y el destino histórico de Roma fueron indudablemente moldeados por las grandes matronas romanas, cuyas entrañas alumbraron a los hombres que conquistaron y gobernaron el mundo civilizado."

Amaury de Riencourt
Sexo y poder en la historia



"La rebelión feminista cobró impulso a medida que la sociedad griega empezó a deslizarse por la pendiente de la decadencia. […] En medio de ese vacío creciente, el feminismo surgió e impuso sus propias metas sociales. La educación se generalizó, pero perdió en profundidad lo que ganó en extensión; en algunos Estados (Teos y Quíos) se establecieron escuelas mixtas basadas en el modelo de Esparta. […]  Se dio prioridad a los atributos de seducción de la mujer, más que a su dignidad como madre; la consecuencia fue la aversión a la maternidad. El aborto y el abandono de los recién nacidos se hicieron muy comunes y contaron con la aprobación de los filósofos del momento, que afirmaban que, de ese modo, se reducía el peligro de la superpoblación, con el resultado de que las tasas de mortalidad empezaron a ser superiores a las tasas de natalidad. El ansia de comodidades y placeres no estaba ya sujeta a ningún temor religioso; el Olimpo desaparecía lentamente tras la cortina de humo intelectual de los filósofos. Todos los ingredientes de una decadencia clásica se hallaban presentes; la prueba más destacada fue el acusado descenso demográfico."

Amaury de Riencourt
Sexo y poder en la historia


"Sólo el enfermo siente sus miembros y órganos. La clara conciencia de la dificultad existente en las relaciones entre los sexos es, probablemente, el elemento más significativo de la crisis general de la civilización contemporánea, porque engloba a todos los demás."

Amaury de Riencourt
en la Introducción de "Sexo y poder en la historia"



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