"Señor presidente y miembros del comité, mi nombre es Nayirah y acabo de salir de Kuwait. […] Mi hermana recorrió el desierto con mi sobrino de cinco días de edad en busca de un lugar seguro. No se podía conseguir leche para el bebé en Kuwait. A duras penas lograron salir cuando su coche quedó atrapado en las arenas del desierto y recibieron ayuda desde Arabia Saudí. Yo decidí quedarme porque quería hacer algo por mi país. La segunda semana después de la invasión me ofrecí como voluntaria en el hospital Al Adan, junto a otras 12 mujeres que también querían ayudar. Yo era la voluntaria más joven. Las otras mujeres tenían entre 20 y 30 años. Estando allí, vi a los soldados iraquíes entrar al hospital con sus armas de fuego, sacar a los bebés de las incubadoras, llevarse las incubadoras y dejar a los bebés morir en el frío suelo. Fue horrible. No podía dejar de pensar en mi sobrino."

Nayirah al-Sabah o Nayirah al-Ṣabaḥ
En su testimonio, Nayirah contaba entre sollozos que tras la invasión de Kuwait por parte de Iraq, ella había presenciado como los soldados iraquíes habían sacado a bebés de las incubadoras de un hospital de Kuwait, se habían llevado los aparatos y habían dejado morir a los bebés.
El testimonio fue difundido ampliamente y citado en numerosas ocasiones por senadores de Estados Unidos y el presidente George H. W. Bush como justificación para apoyar a Kuwait en la Guerra del Golfo.
En 1992, se descubrió que el apellido de Nayirah era al-Sabah y que era la hija de Saud al-Sabah, el embajador de Kuwait ante Estados Unidos. Además, se reveló que su testimonio había sido organizado como parte de una campaña de relaciones públicas de Citizens for a Free Kuwait. Este grupo contaba con apoyo de la firma estadounidense Hill & Knowlton que trabajaba para el gobierno de Kuwait. Tras descubrirse la manipulación, el testimonio ha sido denominado como un ejemplo claro de propaganda de guerra.
La historia fue corroborada inicialmente por Amnistía Internacional que luego tuvo que retractarse. El director de Amnistía Internacional John Healey acusó a la administración Bush de manipular de manera oportunista el movimiento por los derechos humanos.

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