"¡Ah, Destino enemigo,
rival indefendible,
adversario tenaz!
Te quisiera de frente,
cara a cara,
mis puños en tu pecho
de atleta presuntuoso y golpearte
con mi eterna pregunta:
¿por qué?"

Josefina de la Torre Millares



El sol en la playa

El sol en la playa tiene
juegos de niño pequeño
con el mar y las sombrillas.
Juego incierto y un correr
de prisa
de una a la otra
esquina.
Y una nube que pasa, blanca,
para dar sombra a la playa
dormida
y apagar el azul y el rojo
de las caras
bajo la cretona de la sombrilla. 

Josefina de la Torre Millares


La tarde tiene sueño
y se acuesta en las copas de los árboles.
Se le apagan los ojos
de mirar a la calle
donde el día ha colgado sus horas
incansable.
La tarde tiene sueño
y se duerme mecida por los árboles.
El viento se la lleva
oscilando su sueño en el aire.

Josefina de la Torre Millares



Las horas son iguales

Las horas son iguales
que aquellas de mi ausencia:
lentas, precisas, mudas,
en orden de asiladas.
En estas mismas horas
tu presencia dejaba
un tranquilo descanso
sobre mi fantasía.
Las agujas atienden
el mandato del péndulo
y hacen su telaraña
de números romanos.
Tu presencia lejana
deja sobre mi frente
la mano que despierta
mi sueño, poco a poco.

Josefina de la Torre Millares



Llevabas
en los pies arena blanca
de una playa desconocida.
Por eso
cuando a mí llegaste
no sentí tus pisadas.
J de la Torre
Llevabas
en la voz desnuda
un compás de espera.
Por eso
cuando me hablaste
no pude medir tu voz.
Llevabas
en las manos abiertas
espuma blanca de aquel mar.
Por eso
de tu bienvenida
no pude conservar la huella.
Todo tú
venías en mi busca
y no pude reconocerte.
¡Arena blanca, compás de espera, espuma blanca!
¡Inquieto sueño de la verde orilla,
rizado de preguntas…!

Josefina de la Torre Millares



Me busco y no me encuentro.
Rondo por las oscuras paredes de mi misma,
Interrogo al silencio y a este torpe vacío
Y no acierto en el eco de mis incertidumbres.
No me encuentro a mí misma.
Y ahora voy como dormida en las tinieblas,
Tanteando la noche de todas las esquinas.
Y no puedo ser tierra, ni esencia, ni armonía,
Que son fruto, sonido, creación, universo.
No este desalentado y lento desgranarse
que convierte en preguntas todo cuanto es herida.
Y rondo por las sordas paredes de mí misma
esperando el momento de descubrir mi sombra.

Josefina de la Torre Millares



... Nadie me ve ni me oye,
Nadie sabe de mis voces.
Ni de mi cuello inclinado,
ni de mis brazos ceñidos, ni de estos pies descalzos.
Nadie lo sabe. Yo sí,
lo sé. Pero voy y vengo
de la sombra a la pared
y me desprende la luz
contra mis brazos en cruz.

Josefina de la Torre Millares


Nadie podrá decirte
como yo
el sabor de las lágrimas.
De las sonrisas te hablarán
todos aquellos a quienes preguntes.
De las lágrimas,
yo.
Tu no puedes saber
qué maravilla
el placer de poder verterlas.
Qué sabor de imposibles
en los labios.
Todo lo contenido,
lo hondo y lo profundo,
convertido en claro y transparente.
Tú nunca lo sabrás,
tú,
que no lloras.

Laura de Comminges, pseudònimo de Josefina de la Torre
Marzo incompleto


“Tal vez porque este país no perdona la bicefalia, y menos aún la multiplicidad de facetas, como es mi caso.”

 Josefina de la Torre



Yo buscaré detrás de tu mirada
la imagen de mi imagen.

 Josefina de la Torre




















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