"Amaba perdidamente a la condesa de…; yo tenía veinte años, y era ingenuo; ella me engañó; yo me enfadé, ella me abandonó. Yo era ingenuo, la añoré. Yo tenía veinte años, ella me perdonó; y como tenía veinte años, y era ingenuo, todavía engañado, pero aún no abandonado, me creía el amante más amado, por tanto el más feliz de los hombres."

 Vivant Denon
Point de lendemain


"Me palpitaba el corazón sin que lograra darme cuenta de si era de alegría o de tristeza. Erraba, evitaba la vida social, me agitaba sin objeto, no era capaz de prever ni de reunir nada de lo que me haría falta en un país tan desprovisto de recursos. (…) En esta grandiosa y terrible escena, que tan importantes resultados tendría, el polvo y el humo apenas enturbiaban la parte más baja de la atmósfera. El astro diurno, rodando por un horizonte inmenso, llegaba apacible al final de su trayecto: sublime manifestación del orden inmutable de la naturaleza, dispuesto por decretos eternos en la calma silenciosa que la hace todavía más imponente. (…) Imagine el lector la suerte de un desdichado, jadeante de cansancio y de sed, con la garganta seca, respirando con dificultad un aire ardiente que lo devora. Espera que un instante de reposo le devolverá sus fuerzas. Se detiene, ve alejarse a los que han sido sus compañeros y cuya ayuda solicita en vano… La caravana ha pasado Ya no es para él más que una línea ondulante en el espacio; poco después, sólo es un punto, y ese punto se desvanece. Es el último fulgor de la luz que se apaga…Ya sólo oye sus suspiros. Lo que le queda de existencia pertenece a la muerte. Solo, completamente solo en el mundo, va a morir sin que la esperanza acuda un solo instante a sentarse junto a su lecho de muerte."

Vivant Denon
Viaje al Bajo y Alto Egipto



"No puedo disimularos, mi señor ministro de Estado-, que entre los primeros se encuentran como mucho seis cuadros que podrán entrar en el Museo Napoleón y puede uno darse cuenta fácilmente, por esta selección, hasta qué punto ha sido engañado su majestad el rey de España por las personas a las que ha encargado escogerlas."

Dominique Vivant, Barón Denon
Le escribió al conde de Fermont


“Nos estremecimos al entrar. Era un santuario, y era el del amor. Éste se apoderó de nosotros; flaquearon nuestras rodillas, nuestros brazos desfallecientes de entrelazaron, y, no pudiendo sostenernos, fuimos a caer sobre un canapé que ocupaba una parte del templo. La luna se ocultaba, y su último rayo no tardó en llevarse el velo de un pudor que, en mi opinión, ya empezaba a resultar inoportuno. Todo se confundió en las tinieblas. La mano que quería rechazarme sentía los latidos de mi corazón. Quería huir de mí, y volvía a caer más enternecida. Nuestras almas se encontraban, se multiplicaban; nacía una en casa uno de nuestros besos.
Aun volviéndose menos tumultuosa, la exaltación de nuestros sentidos seguía sin permitirnos recobrar la voz. Nos comunicábamos en silencio mediante el lenguaje del pensamiento. La señora de T… se refugiaba en mis brazos, ocultaba su rostro en mi pecho, suspiraba y se calmaba con mis caricias; se afligía, se consolaba, y pedía amor a cambio de todo lo que el amor acababa de arrebatarle.”

 Vivant Denon
Point de lendemain



“Sucede con los besos lo mismo que con las confidencias: se atraen, se aceleran, se enardecen mutuamente. En efecto, no bien fue dado el primero, lo siguió otro, y otro más. Se agolpaban, interrumpían la conversación, la reemplazaban; apenas daban a los suspiros la libertad de escaparse. Sobrevino el silencio, se oyó (pues a veces se oye el silencio), y nos asustó. Nos levantamos sin decir palabra y echamos a andar de nuevo.”

 Vivant Denon
Point de lendemain


"Todo aquello tenía aires de iniciación. Me hizo recorrer un pequeño pasillo oscuro, conduciéndome de la mano. Mi corazón palpitaba como el de un joven prosélito a quien se hace pasar por diversas pruebas antes de la celebración de los misterios."

Vivant Denon
Sin mañana







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