Aurora

Creces
silenciosa
por los azulados cuellos
del mar.

Olga Rivero Jordán



"Cuando el mundo
se nubla en mis manos
caminando sobre lunas
rompo peces en mis ojos
con la última letra
de mi asiento cotidiano."

Olga Rivero Jordán


Gusanos

Gusanos estampados
en mis sienes de cien,
cortinas como espadas
atravesaron mi casa de mosquitos caribeños
la locura fue puesta de manifiesto
en los mostradores aterciopelados
cayendo sobre el cuerpo las serpientes amorosas
libando así los sedentarios días de una dama
que pasaba de ser soga a ser
infinitamente delicada.
Fue quizá la música de jazz
la que resonó en mis aledaños laterales
ciempiés con cola de piano
en las hermosas cuerdas del saxo
siguieron oyéndose
más distanciados encima del cielo
las notas de los pasos
por el filo del viento.
Fueron los días más auríferos
de mi exiliada criatura
posponiendo los gratos sonidos
a mis fieles cucarachas
que me acompañaron toda la velada
y fui tan feliz como lo fueron mis cuatro abuelos.
Ya se está terminando este redondo día
y en este cielo de pluma
que yace en mi mano
ya no necesito oírte otra vez.
Los edredones  no se asustan de las octavas prisas
donde se muelen mis sentimientos
mis llantos los olvidé
hace miles de año

Olga Rivero Jordán


Niñez

Apenas sí he podido
con la inercia
de estos años.
Esperé
en la estrechez enamorada
de un regreso
con la pena de un adiós
en mi garganta
abrazaba sedienta
el frío del invierno
temblando de miedo y respeto
en la penumbra.
Y sigo esperando
en esta noche
un canto que recuerde mi niñez
el arrorró que mi abuela
cantara
y
mi muñeca de cartón asesinada.

Olga Rivero Jordán


Pequeña

Cautelosa
a tus pies
ríe la noche.
Es tan pequeña
que se disipa
sola.

Olga Rivero Jordán


Trapecista

Por la seca laringe de la sangre
espigas florecen
sin mediar voz eligen los arroyos
donde el cardo no pica.
al iniciar nuevos bailes
las hienas explayan sus saltos
y una emperatriz
con zapatillas doradas te saluda
allá arriba
donde la hierba enrojece
largas medias encogidas al vapor del vacío.
De sus bocas el grito
llena de rabia los estanques
o la visión de estar
cerca del suelo.
Caída mortal de las sílfides sin piernas
el alambre no tiene fin.
Ser a veces etéreo
y navegar en las falsas colinas del sufrimiento.
El payaso deja correr el perfume blanco
de sus descascados ojos
Liba su misma carne porque las bailarinas han parado,
ven los menudos confetis de la muerte.
Acostados
se besan en la carpa.

Olga Rivero Jordán


"Tromba de los pies afro
timbal de amanecidas
agua recorrida en ramas fehacientes
fiebre y convulsión
fronda de magnetismo
jungla y humo.
Y la partitura continúa abriéndose como la música en plena improvisación:
tuberosos saxos
abren órganos del grito
la espiral de escarabajos
aúna dedo y alma
agujerea la arena
del redondo escabel
de melodías."

Olga Rivero Jordán



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