Del sitio

Yo callo frente
a los miles de escudos
traídos por el oleaje,
por esa fogata que entierra
solemnemente el espectro.
Yo callo por los huesos
del delfín,
por las llagas
de la sirena anciana,
bajo una llovizna que despedaza
mis pergaminos.
Yo no alcanzo el eco
si el bostezo de la estatua,
si la silueta del galeón
de la quimera,
para que no se desplome
el ultimo colibrí del oráculo,
para que el coletazo
de la muerte
no ocupe todos los sitios.

Omar Santos Balán

En casa

En casa tú serás el fuego
y la princesa.
Besarás al colibrí
y el diamante de los gatos.
Por supuesto que nada falta,
esta es la ocasión magnífica,
el escape de los amorosos.
Ven sin remordimiento
sin talismanes sin odios,
yo tengo las provisiones
y los empeños.
En casa tú serás el remedio
y la doncella,
la dedicación y el aleluya,
yo pondré claridad en tu costado,
como guerrero o gato vigilaré tu solar.

Omar Santos Balán


Memorable

Todavía el colibrí bebe
sobre la rosa del mar,
todavía, promesa de la carne,
tu aroma es un corcel
de las arenas,
galopando por los acantilados
de la memoria.
Todavía es otoño y tempestad,
fango y anillo de los ruegos,
y tu sigues siendo
esa piedra blanca del tiempo
golpeteando en las cavidades
de mi vocablo.

Omar Santos Balán


No finjamos

No finjamos el resquemor,
la palabra inútil,
el ala sangrante
en el sótano.
No finjamos el barrunto de los días,
la cerca de nuestros rechazos.
Es innecesario este círculo de cobardes;
de un costado a otro
nada suena a salmo o manantial,
del verso a la puerta
solo hálito de oscuros,
el día de la desaparición.

Omar Santos Balán


Temblor de labios

Tus labios del pasado,
terrible gratitud,
explica el mar de las rupturas,
las flaquezas del incauto.
Morderlos significa
acudir al pozo
de las humedades;
nombrar el arrebato,
la flama concupiscente
para que no pierda la carne.
Tus labios de la épica amorosa:
vastedad de signos, pétalo
de misterioso origen.
Escape de juglar adormecido,
creciente tormento;
acontecer en un lago
de callados latidos;
recobrarse en el sitio más antiguo
de las ataduras.
Tus labios de alfiler y mortaja:
asomo al país de los páramos,
talismán del oscuro que tiembla.

Omar Santos Balán


  















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