Desencuentro

Me pierdo,
la espesa bruma deja un camino imposible,
apenas rozo lo que la tierra me oferta
escapo sobresaltada, escaleras abajo, 
en un vuelo imprevisible.
Divago,
escudriño,
creo saber y me equivoco.
Sentada sobre mi propia piedra,
lloro mi ausencia sin precisar 
el motivo.
Tengo llantos que no me pertenecen
y este camino,
esta habitación que me apresa,
ni es mía, ni me conoce.
Duermo sobre las sábanas de mi conciencia,
algún día, habré de cambiarlas por otras,
pero aquellas que lavaron mis lágrimas,
no sé en qué tendal las dejé secándose.
Me despiertan mis propios latidos,
frente al espejo, 
una lágrima me persigue,
la misma que ayer intentó escapar
de la cárcel de mis ojos.
Tengo que apagar la luz para no ver,
para olvidar que me pierdo,
madrugada tras madrugada,
y no sé encontrarme. 

Mabel Escribano


Guardar la noche

"De vez en cuando
-muy de tarde en tarde-
juego a desmontar la noche.
Quito las estrellas
ahuyentando a los díscolos luceros.
Sola frente a ella
sonrío desnudándola lentamente
doblando con mimo el negro satén
que la envuelve haciéndola hermosa.
La dama blanca, al verse sin vestido
se torna rojiza corriendo tras el sol
semidormido, recién caído
de la cama del horizonte
sin bañarse en el mar
despeinados sus rayos
alcanzando la cima
con el piolet de las horas
subiendo a trompicones
por un cielo de atrezzo desmontado.
De vez en cuando
intento ser una pequeña diosa
por saber, a qué sabe
dejar desnudo el cielo de una noche
como aquellas otras en las que
-muy de tarde en tarde-
sentí, como hoy
ahogarme de tristeza."

Mabel Escribano



"Mi poesía está hecha a golpes y  deseos, tanto como a furia y nostalgia... Mi poesía soy yo."

Mabel Escribano



No le digas

"No le digas a la noche,
que existe el sol,
que hay luces brillantes,
parpadeando poemas,
sobre las copas de los verdes árboles,
porque ella nunca entornará los ojos
para evitar el brillo que tú ansías.
Es dueña de las estrellas,
que anidan en tu mirada,
cuando cierras los ojos,
en el placer de un beso.
No le digas al amor que no existe,
te doy mi palabra,
de todo he regresado,
he amado el cielo y el infierno,
la pasión y la ternura,
he querido morir maldiciéndolo,
viéndolo partir y me ha sorprendido,
-regalo de Navidad en julio-
viéndolo llegar de nuevo,
en el invierno de mi vida.
Se ha apropiado de mí la primavera
y crecen dulces anémonas,
en la tierra de mi alma, sin miedo alguno
al gélido norte que habitaba mi corazón."

Mabel Escribano


Sudor de agosto

"Sudo tu ausencia,
en este agosto que derrite el calor,
y es preciso ponerle hielo para tragarlo.
Transpiro soledades entre la multitud,
que me impide el paso,
pretendiendo entrar al lugar del que yo escapo.
En aquella antigua fuente,
mojo mi pelo y calmo mi malestar.
Aprieta el sol de mediodía,
ahora chorreo el agua del alivio,
y pienso en ti mirando el vacío de mis manos."

Mabel Escribano








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