Efervescencia

"Abro la puerta y el viento pasa y me agasaja. Convertida en el aullido de la perra que me consume, sólo sé de la sangre que brota por orificios convenidos y no añade valor alguno a la esclava. Quiero ser amable y soy furia, rozo los límites de lo perverso y hay malicia, molicie, pegoste en mis cutículas. Abro la puerta y el viento es una ola con mil lenguas: papilas ansiosas del sabor de mis rincones. Blanco móvil acepto el acierto del guijarro, el abismo de otras bocas, la huella que se mira sin el paso. Vestigio de los miedos de ancestro, de las ganas de hoy, oigo burbujas en la entrepierna, pirañas que escupen la carne y la maldicen. Abstinencia del que la padece porque las comparaciones son injustas y he conocido a un hombre que me poseyó no en sueños, una a una reviento las pompas y el viaje no tiene venida porque no hay retorno cuando me parezco a él y gime el reto en la curvatura de la esfera."

Ophir Alviárez


Enigma

No estoy.

Ni aquí ni allá, ni en ninguna parte.
Soy un fantasma y hay carne en mis huesos.
Deforestan mi mente céfiros y sátiros:
orgía de apariciones, prédica enhiesta,
desvístome de recuerdos y precaria ambigüedad.
No hay clemencia. Supuran inicuas las heridas
las memorias ciertas.
Y tiemblo...

Ophir Alviárez



Escándalo en mis mejillas

Me desnudo a mis anchas, desempolvo mis besos,
destejo tabúes,
pre-siento.

Hay un escándalo en mis mejillas:
rubores que incendian; esencias que apuran.

Piélago sublime, escurro en tu lecho mil quebrantos,
navego en los abismos.
Los extremos se juntan. Observo.

Y te hago vértice.
De ángulos complementarios, quizás adyacentes.
Los dejo girar. ¿Qué hay?
Una rueda, mi rueda. —¿O debo decir circunferencia?—

Así eres vicio, adicción, ponzoña, embrujo.
Suero antiofídico, aunque la cuaima sea yo.

Y me deslizo en tu cesta.

Crece un tumulto en mis mejillas,
husmeo en el aire emancipación.

Ophir Alviárez


Ig-niciada

Me prorrogo en la madrugada gris
que cuece en hilvanes las ganas de tenerte.
Deshilachados,
los sucintos rayos entablan afanosa búsqueda
—queda poco en mi noche—
e irrumpen resueltos, con sus manos sin saña.
Vulnerable, acepto el roce de sus yemas.

No hay tiempo. La única lucha es mantener los ojos abiertos
para, más tarde, estar consciente de que no sólo fue un sueño.

Y no son dedos, son tentáculos.
Apéndices que recorren succionándolo todo.
Es vano el recato, cabalgo en la cornisa:
me desdoblo, me embeleso.

Soy una guitarra, mil cuerdas
y el sol hace trepidar resabios.

Se retuerce el albor en la carne,
hoy alguien nace en la hoguera.

Ophir Alviárez


Máscaras

Agreste me libero de las máscaras
para edificar con versos
un mundo alterno en donde reencontrarme

Goteo encierros y misterios.
Hay una hoja en blanco
Que se niega a respirar por mí
mientras reanudo
los caminos del mañana.

Y quiebro la mudez y rasgo ausencias:
como estigmas, se escurren develando.

Agito las mentiras
Descuelgo mil y un miedo.
Sigo siendo mujer
y mi voz
¿me hace indecente?

(Danza terrible: bufones en mis párpados)

Ophir Alviárez



Onírica

"Mi cotidianidad se vuelve onírica. Abro los ojos y sueño, los cierro y el desparpajo de una voz se afinca en la escisión entre las piernas como cuando era otra y me llovía en procura de un pacto que trascendiera el lugar común y succionara los peces. Hay un itinerario que no confunde y pedacitos de vidrio que se nutren de luz; no sé usar zapatos y arrodillada hace mucho que no sé de solaz pero tengo las babas viscosas y la moral de turno se burla del resabio de dos dedos que no toman posesión de altar pagano. Y digo turno y el vicio del círculo me vuelve gato, hembra con ganas, con la cola por la situa clausurada porque el ábrete sésamo no forma parte de la repartición de bienes y vienes y entra la sombra, el rumor mortecino, el contrato sin firmas, el verso largo, el juicio corto, la fuga, la sílaba tónica, la pretendida confianza en el símbolo de  al que el ingenuo insiste en apoyarse porque yo no pertenezco, hay un orificio por el que me escapo y ululo, me torno poza, soborno, arrechera y boca abajo un eco se duerme en la nuca, rebota en lunares y cuando el demonio brinca, yo entelequia capeo el temporal."

Ophir Alviárez


Rebelión de formas

Marioneta. Sol sostenido.
Alquimia transmutadora
cuerpos que penden.
A lo lejos, cerca, plañe un lamento;
ordenan los mismos dedos, decretan.

Inexorable sino, posibilidad.
Hilos de acero que hay que torcer:
mano derecha, brazo izquierdo,
puntapié, tarsos y gira.
Rebelión de formas, de oprimido a opresor,
irreverencia.

Desacuerdo. Sí mutilado.
Agoniza el titiritero, escupe su hiel.
Nadie lo oye, no hay ni sollozos,            
crujen los dientes, el destino se truncó.

Marioneta...

Ophir Alviárez


Tú-urgencia

Crespos los mechones al aura,
ella
deletrea su inundación.
Subyugado el prólogo,
toca la nitidez de unos labios:
antera lujuriosa
que fecunda

Húmedo el estigma
se desgaja en savia:
magma de dos
que la amamanta
y pinta en cáñamos,
su primordio seminal.

Turgente.

Ophir Alviárez




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