"Asomaban por las ventanas unos gorros negros, a los que seguían unos rostros demacrados y unos ojos tristes que vagaban lánguidos por los extensos territorios del hastío. (...) El arte no vive de tradiciones sino de audacias individuales. Un arte que no arriesga es un arte condenado."

Eugène-Melchior de Vogüé
Dos viajes al Monte Athos


"El arte clásico era como un rey que tiene derecho a gobernar, castigar, recompensar y elegir a sus favoritos de una aristocracia, obligándolos a adoptar reglas convencionales en cuanto a modales, moralejas y modos de expresión. El nuevo arte intenta imitar a la naturaleza en su inconsciencia, su indiferencia moral."

vizconde Eugène Melchior de Vogüé
Novelistas rusos (1887), página 10 (traducido por Jane Loring Edmands)


"El viejo estudiante de arte se encogió de hombros. «¡Voilá!». No era suficiente atormentar a los vivos. Sentía la irresistible necesidad de que las lágrimas retornaran a sus inmortales ojos.
Mientras hablaba, contemplamos el retrato. ¿Acaso éramos víctimas de una ilusión óptica? Durante un instante, percibimos la hierática quietud de aquel rostro y advertimos la mistérica tristeza de aquellos atormentados ojos."

Eugène-Melchior de Vogüé
Le portrait du Louvre



"Nació en el año 1821, en Moscú, en el hospital de los pobres; bajo los designios de un implacable fatum, sus ojos, apenas entreabiertos, asistieron a la vorágine de un paupérrimo y miserable espectáculo, hallando en su corazón el humano infortunio. Su progenitor, un galeno militar retirado, estaba vinculado a ese establecimiento. El abolengo de su familia pertenecía a la capa más ínfima de la nobleza, integrada por los funcionarios de menor rango. Al igual que la totalidad de sus parientes, disponía de unos modestos siervos para todo lo alusivo al gobierno de Toula.
[...]
La singularidad femenina es perfilada con sorprendente arte; ella se mostraba superior a su amigo en espíritu y educación; se erigía también de los asuntos novedosos o concernientes a lo intelectivo; tierna y frágil, no se resignaba fácilmente a las inseguridades del corazón. No podía domeñar su imperiosa necesidad de no renunciar a la vida; constantemente, manifestaba una enérgica repulsa contra los sacrificios impuestos por Dievouchkine. Le suplicaba que no se inquietara por su causa; no obstante, profería un alarido, refutando su miseria, exponía sus pueriles deseos e incluso la envidia suscitada por un simple pañuelo. Les resultaba imposible encontrarse a largos intervalos, de modo que una correspondencia casi diaria se establecía entre ellos. La temática de las misivas atañía a lo pretétiro, la morosidad y los pequeños incidentes de una vida ahíta de decepciones; los temores de una joven tentada por el ominoso vicio, las desesperanzas de un empleado que simplemente anhela ganarse el pan, penosamente tratado y desgarrada su dignidad por las alevosas y crueles manos del destino."

Eugène-Melchior de Vogüé
Le roman russe



"No esperemos que Rusia haga lo que es incapaz de hacer, restringirse dentro de ciertos límites, concentrar su atención en un punto o reducir su concepción de la vida a una sola doctrina. Sus producciones literarias deben reflejar el caos moral por el que está pasando."

Marie-Eugène-Melchior de Vogüé
Novelistas rusos (1887), página 10 (traducido por Jane Loring Edmands)



"Todas las formas contemporáneas de arte tienen vínculos secretos en común."

Marie-Eugène-Melchior de Vogüé
Novelistas rusos (1887), página 10 (traducido por Jane Loring Edmands)










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