El poeta y el tiempo

Una esfinge,
sobre el milagro nocturno
de la tierra azul,
baja sus párpados de infinito y arena.
Se suceden los instantes, las liras.
Despacio, el tiempo cierra el libro
de la luz y la belleza.
Algún deseo lejano, de medianoche,
volando hacia la inmensidad del fuego,
se derrama en versos.
El poeta y el tiempo,
como en una persecución errática,
mueren de suicidio,
por exceso de amor a la vida.

Izara Batres


IX

Desde el tren vi una luz
que se erigía sobre la tierra cobriza,
igual que un jinete púrpura naciendo
del último fuego.
Se acercaba, galopando
sobre la almendra de la llanura,
donde las piedras desimantadas tejían su dolor
y su fortaleza.
Y en el crepúsculo sólido, vigilante,
quería dejar un momentáneo beso.
Apenas una caricia del aliento
que la implacable invisibilidad
del sentido
olvidó en la raíz de la tierra.

Izara Batres
Del poemario "El fuego hacia la luz"
Página 37.
Ediciones Pigmalión


XXIII 

Una mirada convexa, 
desde el otro lado del espejo, 
deslizó una hoja de luna ínfima; 
suficiente para que el eclipse 
se desnivelara, 
pero no para que volviera a salir el sol.

Izara Batres





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