El portal

Sean bienvenidos a la antesala de lo doméstico
vuestros desfiles sin pretensión de desfiles
entre helechos de plástico, buzones bulímicos,
colillas autóctonas y mausoleos de la publicidad.

Elena Román



Industria de la madera

"Porque soy la cabaña del guardabosques,
la mesa de roble sobre la que se come y llora,
la pata de palo, cerillas, un baúl con bastón,
la pasarela que se burla del dios de los ríos,
la puerta trasera de una guitarra,
las ruedas de la diligencia,
y porque soy la imaginación de Gepetto
y soy un armario, un biombo, una balsa
que surca los charcos movedizos de serrín,
porque sea lo que sea soy de madera 
y aunque parezca sólida
las termitas me atacan los adentros,
sustituyen por oquedad mi sangre
sin que se note a simple vista 
hasta el momento de 
la disgregación." 

Elena Román
De I.M.I.
Editorial Nausícaä, XXVII
Premio de poesía Barcarola, 2013


La casa de la curva

"Tres macutos y una maleta es mi equipaje.
Tráetelo todo –me ofrece María–
a la casa de la curva,
desde aquí oiremos el primer autobús,
el que te bajará para que cojas el segundo
y te alejes definitivamente,
así no te dará el sol mientras esperas.
Es una buena idea porque, aunque el autobús
vendrá enseguida, fuera hace mucho calor.
Me da la habitación del fondo,
donde me mira un perro del que estoy segura
de que ladra por las noches.
Hay mucha gente en la casa, hay familias
que toman medicinas complicadas
que confundo con caramelos y escupo.
Hay una mujer azul tumbada en la cama
de una habitación en cuya ventana
hay una nota donde leo “Ahora vuelvo”
y de la que sale corriendo un hombre azul,
diminuto aunque fornido, con unos dientes blanquísimos:
es el villano que ha azulado y dormido a la mujer.
Corro tras él pero se escapa, y entonces
oigo llegar al autobús y lo diviso desde la puerta.
Vuelvo corriendo a mi habitación a por mis cosas
y cuando salgo, el autobús se ha ido.
No te preocupes –me dice María–,
te acercaré en coche
para que puedas coger el segundo autobús.
Menos mal, porque si no, tendría que esperar
veintitrés años al siguiente autobús.
De camino, le enseño las fotos
de un director de cortometrajes amigo mío
subido en un barco y rodeado de pasajeros,
sin sospechar que también perderé el segundo autobús
y que nunca me alejaré bastante."

Elena Román


Nadie habitaba el mudo

"Si sales tan guapa es porque estás trabajando
o porque estás loca
–me dijo, mascando chicle,
y le contesté que no a lo primero.
Él trabajaba en la tienda que hay
bajo el balcón de mi madre,
la única en los alrededores
que sobrevivió a la crisis.
Se notaba que en esa tienda
él estaba a gusto
y me puse de puntillas para besarle
no porque fuera muy alto
sino porque yo estaba romántica.
A esa hora en la no había nadie en la calle
salía de la tienda para piropearme
a su manera.
Había escuchado que él
había acuchillado a alguien en la cara
amenazándole con comérselo
después de matarlo.
¿Qué masticaba mi piropeador
mientras me piropeaba?,
¿por qué echó a correr cuando llegó la policía?
Yo escudriñaba el escaparate
por si lo veía dentro
con sus ojos vidriosos
a esa hora en que el mundo era un infierno
bajo el balcón de mi madre."

Elena Román


Sopa quemada

"Espero en la orilla las olas más grandes,
olas que no vienen desde atrás hacia adelante
sino de izquierda a derecha
y que no se producen al fondo
sino en la misma orilla,
donde me tumbo para ser el relleno del agua.
A continuación llevo ropa de abrigo
y estoy en un edificio
atendiendo la llamada de mi antiguo jefe,
quien me recrimina que se me haya quemado la sopa.
Yo nunca hago sopa –miento.
¿Se puede quemar la sopa? –me cuestiono.
Me pide disculpas por el despiste
y de paso me pregunta cómo me va la vida
y si quiero volver a trabajar con él:
no le importaría echar a su secretaria
y contratarme de nuevo a mí,
lo haría por el bien de la literatura.
Le respondo que no
aunque me tienta la oferta
porque estaría cerca de Madrid
y aprendería de los trenes
lo que me falta por aprender.
Una mujer sale de un portal y se tira al suelo
con el rostro incendiado
y escucho sus gritos, sus gritos, sus gritos,
en vez de los míos, los míos, los míos."

Elena Román








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