La casa

Cuando deban desarmar mi casa ya sin vida
no la dañen demasiado
quiten con cuidado las cortinas
vacíen con respeto los distintos cuartos.
No pretendan hurgar en los cajones
ni adivinar en qué rincón lloré mi llanto...
Y si acaso sintieran
murmullos de voces y de risas
son ecos, solo ecos que quedaron.

Olga Ferraguti

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