(Lo)

"Estar dentro del grito. No traspasarlo. No ir hacia él. No abrirlo en canal: estar ya dentro. Como una criatura minúscula y febril. Un demiurgo. Agitar las voces dentro del grito. Cambiar la dirección del sonido. Que no entre en el cuerpo, que no entre: que salga del tímpano, que lo abandone. A veces. Que el grito a veces salga, sin garganta, del tímpano. Que el grito resuene entonces hacia el cuerpo como una pequeña onda desventrada. Que entre así en la garganta. Que desde dentro la captación del grito sea, al menos, triple. Que se sienta, cuerpo abajo, cómo el grito sufre, cómo es enroscado sobre sí, cómo cada pliegue ruge, choca y se desborda entre los órganos.

Ser (lo). Criatura impenitente, cubierta por el vello leve de un polluelo. Animal aterido y múltiple como el plancton. Sin unidad, sin composición, sin lazos de familia. Apenas. Ser lo (que está dentro del grito.) Lo (que no tiene un solo nombre), lo (que no tiene, porque tener no es su posibilidad ni su atributo.) Criatura que no llena un sintagma, que solo araña sus esquinas. Criatura seca y virgen. Desdibujada para sí. Ausente para otros. Observada por el grito como su asesino. Observada por el grito como su parásito. Observada por el grito jamás como su núcleo: como una parda extremidad, un antebrazo, el enigma planteado por la esfinge. El gran desgarramiento."

Laia López Manrique


Permutaciones


“Un pobre perro cerebral. Sobrecargado con Dios.”

Gottfried Benn



Digo palabras: res, ave, gato, zarzal, floración. Infancia, recoger moras, pincharse los dedos. Sangre, rueca, tela de araña.

La loca de la casa. Voces que son nido en los altillos. La loca de la casa. Si se enciende dos veces la luz sabré que Dios existe. Si mi útero roza la sábana sabré que Dios existe. Si Dios existe sabré. Un haz de voces rojas contra el cuarto: ¿existe Dios?. Digo palabras. Soy niña, dos niñas, me pincho los dedos. (No hay ergo que interfiera en esta frase). La casa en la loca, voces, útero, floración de su casa en la cabeza goteante. Puntea la casa, la sangre, puntean los dedos. Ave res, Dios zarzal, sangre. El gato roza la rueca. Desde el altillo, vocea la luz. Dos luces saben. Dos dioses se encienden en la voz.

Mirar cómo la araña caza a su presa. Mirar y detenerse en el marco gris de sombra de la pared desconchada. Desconchar a la araña en la pared, a la niña. Voy hacia ti para salvarte. Condición de res de indicio: la loca de la casa. (No hay ergo que interfiera en esta frase). Con mis dedos te salvo, me devuelvo a la angustia. Devuelvo la angustia a su marco gris. A su sombra. La araña salva los dedos de la presa en el nido. Me pincho en la rueca, la araña salva mi sombra, yo salvo a la res, la mora recoge mi sangre, voy hacia el punteo goteante, florezco en la sábana. Indicio de Dios: su floración en la tela de araña. Indicio de res: la caza de la presa. Indicio de infancia: miro el zarzal contra el cuarto, miro el haz de voces rojas, el gato detenido en la pared existe. Hacia mí. No hay ergo que interfiera en esta casa. No interfiere Dios.

Laia López Manrique



Retales, habladurías

-la micela atrapa lo sucio atrayéndolo hacia el centro

-he olvidado tantas veces a las vivas, las he enterrado en la imaginación como un sarcófago

-se llamaba como no querían que se llamase, posiblemente bailaba desnuda en las paredes apoyando la palma de las manos, dando vueltas y vueltas como una autómata

-mimosa   la flor neutra balbuciente    estigma empapado sépalo de axioma

-tengo en la piel del muslo un corte de ámbar   una secreción resbaladiza

-lo que en algún momento se pudo considerar una merma también puede interpretarse como una gran donación

-hacía calor junto a las cañas de bambú que cercaban la ventana para que las animantes no pudieran saltar al vacío

-el calor hizo que recordase una promesa en falta

-la noche es el día en cuclillas; el día, sin embargo, es la noche escrutadora

-los labios tocan la cuerda lasciva del tendedero como si volvieran a (…)

-embebida y centrífuga   el coro de una tragedia de Eurípides

-quién hablaba de aquel amor que quedó truncado de un tajo en la calavera

-con lo que emana del pliegue  con lo que emana de ese lugar envolvente y sudoroso

-prensando la palabra viva bajo el vientre

– hacia ti
embriaguez
si me buscas

Laia López Manrique



"Yo tenía un amor de tacto y un amor de palabras y además otros amores periféricos. 
No me era posible concentrarme en uno solo."

Laia López Manrique





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