Aleación de música

Se desahoga el cielo
multiplicándose en tinta sutil que se diluye
en sierpe clandestina de suspiros. Y es el ansia
de robar protagonismo, a los elfos que se esconden
tras la puerta mágica del sueño....Extraña forma
de acercar el pensamiento y sentir vocablos mudos
sobre el hilo que pliega y despliega la distancia.

Aleación de música lejana, en susurro vocalizas,
para el marchamo identificativo de mi nombre,
adjetivándose la piel, de un mordisco de poniente.

..... Habitas el berilo de las nubes,
en un por si hoy, humedecen el alma los sintagmas
y mece la isobara su ternura, en el parpadeo de la atmósfera.
Tan añorado el clima del abrazo,
que teje el viento tu postura, arenándose y ciñendo,
como un etcétera cristalino, los paisajes. Mientras,
recuerdo de qué está la noche urdida,
en la última luz de la farola. Ya es el alba.

Corsario del enigma, el espacio me devuelve los apenas
en un salivar el símbolo
desde la altísima circunscripción de los anhelos,
desmigándose...........Acuarela en súplica
rezando al pie, de un desbordado parabrisas. 

Pilar Iglesias de la Torre


Niño soldado
La Tierra, 2012

Fue Sauron quien me raptó
aprovechando la penumbra
llevándome al país de Mordor
cuando todavía ignoraba su existencia. Nada pude hacer, nada
mientras borraban el disco duro de mi mente
y los Nazgûl incitaban mi iniciación
en el círculo viscoso de la sangre. ¿Quién iba a pensar, quién
ese horizonte mudo
del ya masacrado pen drive de la cordura? Da igual
los husos horarios del planeta:
pertenezco a la especie de los zombies
cuya estructura emocional, laminada fue
en aras de la maquinaria de la muerte. Cada segundo
un chute despiadado de ametralladora
o la sección transversal de una carótida. Ésas son las sobredosis
cincelando la frialdad de mis instantes. Ése,
el léxico idiomático de mi cosmogonía
al servicio de la mercadotecnia del poder opaco. Ni siquiera sé
que no tengo futurible, ni que soy, todos los niños sin infancia.
Replicante mutación ésta de mí mismo
cuando sólo quería jugar con el puzzle de la aurora
en el tiempo aquél, en el que aún tenía sueños
y las manos, me habían nacido apenas.

Pilar Iglesias de la Torre
Del libro: "Primera plana"

Regreso al protonúcleo

Rasgar las entretelas como se rasga,
piel de arpegio mudo....Romper el folio
segundos antes de morir....Después, la desnudez
y el calcio solitario de los árboles
cuando dibujan
el intrínseco ingrediente del silencio,
ese punto equidistante de la desolación del ámbar
o del cenit axial de la fractura. También la desmemoria
en el olvido sinfónico que significa el invierno
al agostar las venas, su hemorragia.
Ya no espero el desbordarse la conciencia
ni el testimonio del crepúsculo
como premonición de ese después en los gradientes.
Tampoco, el ánfora fenicia
en su travesía lunar de rompeolas.
Es el final del diccionario aquél de Ítacas,
hilado poco a poco, en la meiosis. Alguna vez la ruina,
habría de deshabitar el universo
desencriptando jeroglíficos, para encefalograma plano.
Confieso, sin embargo, el dolor de los epígrafes
en su descenso abisal hacia la umbría,
y la resistencia extrasistólica, a la negación del yo.
Me parece regresar, al protonúcleo de esa estrella
que un día, en alquiler, fijó mi residencia,
y desandar los pasos, dejando el labio impreso
en el hueso innominado de los troncos
como aroma a evaporarse,
en su ardiente explicación, de la energía oscura.
Acaso, el último diseño, de una mueca extinta
abriendo nuevos horizontes, para otra radiofrecuencia.

Pilar Iglesias de la Torre








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