"Aquel día pasó todo a mi favor y eso es imposible de olvidar. Todo sucedió en aquel estadio, todo perfecto en ese momento. Es el récord olímpico más viejo de la historia (el récord mundial lo tiene el estadounidense Mike Powell con 8,95 desde 1991), ya lleva 50 años y estoy orgulloso por eso."

Robert "Bob" Beamon


“De no saltar 8,90 quizás hubiera sido presidente de EE.UU.”

Bob Beamon



“Ese salto fue un milagro, sí. Pero los milagros no se producen porque sí. Yo llevaba mucho tiempo entrenando duro, desde mediados de los años 50, preparándome para afrontar ese momento. Y le diré una cosa: lo más mágico de todo no es el salto en sí, ni la magnitud de la marca, sino que se produjo en el lugar y el momento más apropiados, en los Juegos Olímpicos de México de 1968. Eso es lo que le confiere la verdadera dimensión que después ha tenido.”

Bob Beamon




“Estaba muy tranquilo. Había escampado tras la lluvia, me sentía cómodo y mi única preocupación era talonar bien y pillar la tabla. Era mi primer intento y la intención era marcar una distancia (no hacer nulo) y, a partir de ahí, buscar un salto verdaderamente largo en el segundo intento. Pero aquel primer salto resultó ser larguísimo aunque en un primer momento no me di cuenta de que era excepcional. Luego salté una vez más pero ya no estaba lo suficientemente concentrado.”

Bob Beamon



“Estoy hablando constantemente de aquel salto, así que resulta difícil de olvidar. Y es una fuente inagotable de conversaciones placenteras con gente de todo el mundo, algo que disfruto. Cada entrevista es distinta y saca a la luz cosas que rememoro con placer.”

Bob Beamon



“Me sentí flotando entre el tiempo y el espacio. Era como estar dormido, esperando despertar en cualquier momento y decir ‘oh, qué bonito sueño tuve’. Fue un día fantástico, todo resultó perfecto.”

Bob Beamon


“No celebré el salto de una manera especial. De hecho en aquel momento no era aún consciente de la magnitud de ese 8,90. Cuando eres joven, y yo entonces lo era porque tenía 22 años, no tienes demasiada perspectiva y no intuyes lo importantes que pueden llegar a ser las cosas. Ese salto es como el buen vino, que necesitaba cierto tiempo para ganar matices, para ganar cuerpo y presencia. Cuanto más tiempo pasa, mejor sabe.”

Bob Beamon



“No vi venir ese salto en ningún momento, no sentí nada especial más allá de pensar que tenía una excelente oportunidad de ganar la medalla de oro. No fui a México a batir el récord del mundo, sino para colgarme un oro. Si era necesario saltar más de lo que había hecho nunca, estaba dispuesto a afrontarlo. Creo que los atletas que tienen un récord en el punto de mira suelen terminar decepcionados.”

Bob Beamon


“Provengo de una zona de New York, South Jamaica (en Queens), que era pobre y problemática cuando yo era niño, no era un ambiente fácil donde crecer. Tardé algún tiempo en encontrarme a mí mismo, pero finalmente lo conseguí cuando tenía 14 años y entonces me centré en el deporte para perseguir mis sueños, y eso cambió mi vida.”

Bob Beamon



“Tenemos que separar los Juegos del resto de competiciones. Mike Powell, que batió mi récord del mundo en 1991 en Japón, no lo hizo en unos JJ.OO. sino en un Mundial, donde la presión es mucho menor. En unos Juegos debes estar preparado porque el entorno es excepcional, no lo encuentras en ninguna otra competición. Me complace que Mike batiera mi récord mundial pero, 50 años después de conseguirlo, también me enorgullece seguir en posesión del récord olímpico más antiguo de la historia. Estadísticamente es tan improbable que no puedo sentirme más satisfecho. Los JJ.OO. se desarrollan una vez cada cuatro años. Creo que se debería enseñar historia olímpica en las escuelas para entender qué significan, qué valores transmiten. No sólo se trata de una competición a nivel físico sino también a nivel mental e incluso a nivel artístico porque estás representando a tu país, es una combinación de todo eso. Durante dos semanas los Juegos son el centro del mundo.”

Bob Beamon











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