“Comprenderá usted que una vez que está agotado todo lo que había de trigos, cebadas, remolacha, habas, rentas urbanas y rústicas que no pagan, y sobre todo el aceite, cuya recogida de aceituna ha costado más que lo que vale el aceite, a más todo lo que ha producido allí la central eléctrica, fincas urbanas, fábrica de harinas, todo se lo han tragado, y allí ha quedado, luego es mentira cuando dicen que tienen hambre.
Mientras no varíen las bases de trabajo y no podamos despedir a nadie, ni elegir el personal, ni trabajar a destajo en algunas faenas como es la aceituna, es inútil pensar en que ni con el Banco de España en la mano se podría labrar.”

Julio Quesada-Cañaveral
Escrito a los Rodríguez Acosta


“Le exponía la explicación de mi situación de que si me obligaban a la escarda de cebadas no podía ser más apurada pues se trata de 400 fanegas de tierra que hay sembradas de cebada y que yo no podía aceptar por las dos razones conocidas. La primera, porque nunca se han escardado las cebadas y la ley de cultivo forzoso manda que se siga labrando a uso y costumbre anterior y la segunda razón es por la tan repetida de que el secano de Láchar es zona de temple aunque el pueblo hasta los olivares sea de la zona de la Vega (…) Vuelvo a pedirle a usted mil y mil perdones, pero si a estas horas no ha hablado siquiera con el Gobernador y éste alienta las malas pasiones de aquellos tíos que siguen mandándome 400 jornaleros al día, cuando el plan primitivo era de 180, no comprendo ya nada.”

Julio Quesada-Cañaveral y Piédrola, duque de San Pedro de Galatino



“Yo no puedo resistir más la situación de Láchar y creo que el trabajo actual es convencer a ese demonio de alcalde de Láchar que se quede en arrendamiento con todo el campo, tanto más, cuanto que van a pagar muy poca renta con arreglo al amillaramiento y además van a recoger ahora muy pronto todas las sementeras y lo más importante para ellos es que el gobierno está dispuesto a ayudarles con dinero para labrar. Aquí está todo dispuesto en el Instituto Agrario para firmar el arrendamiento conmigo y el Instituto a su vez lo arrendará a ellos (…) Ahora bien lo que es menester es que la Sociedad Obrera de Láchar conteste al ingeniero que están conformes, de lo contrario lo único que puedo hacer es abandonarlo todo, porque no tengo medios posibles...
El Instituto está conforme en arrendarme a mí y todo está corriente para efectuar el contrato, pero a su vez el Instituto quiere arrendar a la Sociedad de Láchar dándole la ayuda pecuniaria necesaria al caso. Si lo meditan, tanto el Sr. Otero, como el Sr. De los Ríos yo estoy materialmente agotado, por consiguiente, cuanto mejor será para los obreros de Láchar la explotación con ayuda del Ministerio que querer sacarme a mí lo que no tengo.”

Julio Quesada-Cañaveral y Piédrola












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