De puro extrañamiento
tengo la herida,

de puro borborito
ensimismado
y atracón de pena
como anfetas

pero más largo,
extenso, curvo,
un vuelo por allí
ese horizonte que sube
y se disloca
y no parece haber
medida o límite

y sube y se dispersa
y sube y vamos todos
arriba
subiendo
allá nomás

Noni Benegas


Esos estoques
estos cuadriles
cuadriculada estancia
en cada poro
en cada plano:
una mano, un pie,
apenas un codete
y un suburbio del pecho
que sube y baja y se agita
y las rampas, el acceso
preparando como escape
es un puro dolor delicioso
pues aceitado sube
el corazón a verte.

Noni Benegas


La melancolía

Si soy feliz, ¿por qué yo no me entero?
¿por qué el matiz entre mejor y apenas
no alcanza a desligarme de mis penas
y estando bien también me desespero?

Si tengo mucho, ¿qué otra cosa espero?
y si poco, ¿por qué busco sirenas,
y bailo atada a un mástil con cadenas
al son de falsas letras que no creo?

¿Por qué no hago una playa de este piso
si tanto quiero arena, sol y luna
y mágica adivino tras la duna

la noche con sabor a paraíso?
Ese vaivén del alma es porque añora
el recuerdo de un algo que ella ignora.

Noni Benegas


Los relojes, ¿pesan?
un autómata, pesa?
¿pesa el resorte,
el mecanismo simple
de tres compuesto,
el engranaje,
los puros dientes
las manecillas
que abrir quisieran
y desmontar
pudieran
la máquina en celo,
el instinto cielo
de un metal candente
como estar vivos?

Noni Benegas


Oficio de vivir

Pierdo el tiempo, lo sé, pierdo los años
y no avanzo, es verdad, más que dormida
durmiente, demorada, hallo salida
en soledad, en sueños, sin extraños.

Me ayudan a escapar los desengaños,
los versos y la música escondida
olvido que allí fuera está la vida
con su triste horizonte de peldaños.

Implosivo es amor, tal como un globo
se inflama a cada soplo, poco a poco,
ya no puedo mirarlo con arrobo

ni ya puedo tocarlo, nada toco
Mientras sueño florece en mi retina
una vida más libre, clandestina.

Noni Benegas


Pensamos juntas,
es un leve aleteo,
me decís cuidáte
y siento la conseja
como un breve apretón,
aquel que hiciste
dibujando con el gesto
una eternidad de tu mano,
para siempre
en la mía.

Noni Benegas


¿Y por qué este miedo?
¿Y por qué esos ayes?
esta ceguera del ojo acuoso
de la muralla de llanto
y palabras ateridas,
y por qué no tumbarla
y hablar contigo
y por qué no pensar
que así se siente,
sentido tiene,
lo que a solas me digo.

Noni Benegas








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