"El cuerpo normal fundamental del gnomo y del hada no es de forma humana ni de ninguna otra determinada. Normalmente, no tienen una figura definida, y podemos describirlos solamente como nubecitas brumosas y algo luminosas, de color, con un núcleo más brillante, que parece una chispa. Instantáneamente sensibles al estímulo, parecen ser influidos desde dos direcciones: las condiciones externas reinantes y un impulso interior inteligente. Con la rapidez de un relámpago, asumen la forma humana diminuta —a veces grotesca, como en el caso del duende y del gnomo, otras veces, bellamente graciosa, como en la variedad de hadas de la superficie— si las condiciones lo permiten. Se quedan durante un rato, si se los perturba o alarma, tan repentinamente como nacen, vuelven a transformarse en el vehículo más ligeramente sutil. No está claro qué determina la figura que asumen ni cómo se realiza la transformación. Podemos especular sobre la influencia del pensamiento humano, individualmente o en conjunto, y es muy probable que, cuando se encuentre la explicación, incluirá esta influencia como un factor, pero aquí no me ocupo de teorizar, sino de narrar los hechos observados."

Edward L. Gardner
Tomada del libro Gnomos de Jesús Callejo, página 16

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