Ofrece el horizonte...

Ofrece el horizonte la violencia
de un velo desgarrado, casi púrpura.
Las fauces de los vientos arrebatan
cualquier melancolía, toda huella.

Las luces enloquecen, la mirada:
vestigios de colores y espejismos.
Ya no hay mar: forajidos que palpitan,
cavernas espumosas que vocean.

Las olas atraviesan los aromas,
devoran el lamento y los incendios
y acuden a su seno enfebrecidas.

Lo divisé perplejo. No temí
la fuerza, ni siquiera la rutina.
Se forja mi esperanza en el ocaso.

Manuel Camarero

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