A él

El invierno se parece
esta noche a él,
las nubes ocultan
el plenilunio
de mis níveos senos
que se elevan como luna
envueltos en tul,
y llegando a mis deseos.

María José Mures



Día de adolescencia

Tus heridas llagan mi corazón,
son mías.
No sabes que también sufro
-que estoy herida-
una herida que comprenderás
porque el tiempo la mató
en el tiempo,
no aquí,
en mi corazón.
La guardo como
la agradable herida
de adolescencia.

Aquellas letras rojas
que recibí un día
me hicieron llorar de amor.
Esa es mi herida…
la que no devolví.

Tiempo de confusión
de no saber qué…
de palabras mojadas,
de primavera otoñal,
de ojos cansados por el tiempo
que mató a todo,
y hoy quiere resucitar.

María José Mures




Éxtasis mudo

En la noche me deshago
me vuelvo humana salvajemente
no sé qué azar reaparece
cuando sin buscarte llegas
justo en éxtasis mudo. 

Es mía tu mano en mi pecho,
mía la del sexo…
es la fuerza que se inculca
y en espiral se encuentra con sentido
destensando preocupaciones,
agotando todo,
es tu mejilla en mi vientre cuando inspiras
quedando sin aliento.

María José Mures




Hilo de Vida

Con un hilo que me dio
hice mi tela de araña,
me dio vida,
a punto del precipicio.

María José Mures


Irreconocible

Que no conozco el tiempo
cuando se viste de amor
nada es guerra
nada es rencor.

Que no conozco más dicha
que ahora tú y yo
todo es belleza
todo es color.

Que no conozco tu cuerpo
preparado para el amor,
nada está prohibido
todo es creación.

María José Mures


Los lados del ecuador

Espera la piedra abierta
con el queroquero en cielo azul.

Un paisaje dentro de otro
¿fractal o matrioska?
La casa que calienta
es la de tus labios
o tu mano investigando
a los lados del ecuador
buscando latitudes.

María José Mures




No hay olas

No hay olas en la mar
no hay viento alrededor
no hay nadie en la marisma.
Solo vigiló la Luna
el ancho camino.

No hay nadie y tiemblo
no hay nadie y me abrazas;
no hubo nadie
cuando nuestros cuerpos
se mezclaron con la arena.
Solo vigiló la Luna
tu cuerpo y el mío.

María José Mures




Tu presencia

En cada gesto
de tu presencia desnuda
robas mi suspiro,
dilatando las pupilas ciegas
que brotan de mis senos.

Yo, sensible de tu presencia
me vierto sobre ti
formando una silueta.
Sin palabras precisas
nacieron sentimientos llenos
que nos envuelven y atan,
sólo el amor del silencia
nos guía esta noche.

No dijimos nada
al oír el grito
de tu cuerpo y el mío.
Callamos...
gritos mudos surgidos
que cubrimos sin prisa
entre sábanas de seda.

María José Mures










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