Acteón

Mientras la nube fiel se mece la viento,
imposible torre, montaña alada,
la razón del hombre yace encerrada
incapaz de enhebrar un pensamiento.

No alcanza a comprender sin argumento
cómo perdió el aliento en la escalada,
por qué mantiene el alma aprisionada
y olvidado al mejor conocimiento.

Dulce agonía por la que ha sufrido,
por tanto Amor temió a la parca y su hora,
no volver a ser lo que siempre ha sido.

Magia cierta de Artemis cazadora,
que dona al corazón adormecido
lo que la razón imprudente ignora.

Manuel Ramila de Alarcón

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