Allí en lo mío, en mí

Allí, –en lo no mío, en mí–
estaba el paisaje. Sonaba la música.
—Catedral de recuerdos.—
Se borró el paisaje. Y pasó la música.—
Aquí mi paisaje; aquí, ésta, mi música
en lo mío, en mí.!Montaña de olvido!

Mariano Brull y Caballero


Aunque falte a tu vida

Aunque falte a tu vida la paz, y la alegría
nunca te sonriese sobre el camino adverso,
que llene tu existencia siempre la poesía
como ha de rebosar el molde de tu verso.

Con los ojos cerrados busca el mundo en ti mismo;
la mujer que no has visto, la ciudad que no existe;
y, al abrirlos, tus ojos verán en espejismo
aparecer la vida como tú la quisiste.

No sentiremos nada de nuestro ser distinto,
y todo será unánime, el gusano y la flor;
y viviremos siempre sin salir del recinto
de la luz que proyecta nuestro sueño interior.

No cegará tus ojos el esplendor del mundo,
y pasarás, sonámbulo, absorto en tu universo,
mientras late tu alma en el ritmo profundo
que toma de la vida el alma de tu verso.

Nada sobre la Tierra te será indiferente;
mirarás a las cosas con mirada segura;
serás luna en la luna que baja hasta la fuente,
serás llama en la llama que sube hasta la altura.

Sólo sabrás dos cosas: de amor y de belleza.
Lo demás... nada importa, toda la vida es
amar; sentir lo bello; tener una tristeza
para que un alma hermana nos la curé después.

Mariano Brull y Caballero




Bajo la alta soledad inmerso

(A Gabriela Mistral)

Bajo la alta soledad inmerso,
a la deslumbre del azul ufano,
el viento enseña el ala del reverso
toda ventana abierta sobre el vano.

Aquí, sobre este lado de antepecho,
índice al mar, cambiante en lo inseguro,
espejo inacabado, —ya deshecho
cristal de aire de contorno duro...

Todo este mar sin tí. Oreada y clara
al deslustre del agua sin sentido:
mudez que se desnuda en algazara
bruñida por arenas de sonido.

Mariano Brull y Caballero



Desnudo

Su cuerpo resonaba en el espejo
vertebrado en imágenes distantes:
uno y múltiple, espeso, de reflejo
reverso ahora de inmediato antes.

Entraba de anterior huida al dejo
de sí mismo, en retornos palpitantes,
retenido, disperso, al entrecejo
de dos voces, dos ojos, dos instantes.

Toda su asencia estaba –en su presencia–
dilatada hasta el próximo asidero
del comienzo inminente de otra ausencia:

rumbo intacto de espacio sin sendero
al inmóvil azar de su querencia,
¡estatua de su cuerpo venidero!

Mariano Brull y Caballero


El niño y la luna

Para Jorgito Mañach y Baños que, de niño, le gustaba jugar con la luna

La luna y el niño juegan
un juego que nadie ve;
se ven sin mirarse, hablan
lengua de pura mudez.
¿Qué se dicen, qué se callan,
quién cuenta una, dos y tres,
y quién tres y dos y uno
y vuelve a empezar después?
¿Quién se quedó en el espejo,
luna, para todo ver?
Está el niño alegre y solo;
la luna tiende a sus pies
nieve de la madrugada,
azul del amanecer;
en las dos caras del mundo
—la que oye y la que ve—
se parte en dos el silencio,
la luz se vuelve al revés,
y sin manos, van las manos
a buscar quién sabe qué,
y en el minuto de nadie
pasa lo que nunca fue...

El niño está solo y juega
un juego que nadie ve.

Mariano Brull y Caballero


Epitafio a la rosa

Rompo una rosa y no te encuentro.
Al viento, así, columnas deshojadas,
palacio de la rosa en ruinas.
Ahora —rosa imposible—empiezas:
por agujas de aire entretejida
al mar de la delicia intacta,
donde todas las rosas
—antes que rosa—
belleza son sin cárcel de belleza.

Mariano Brull y Caballero


Leyenda

Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveola jitanjáfora
liris salumba salífera.

Olivia oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.

Mariano Brull y Caballero


Verde halago

Por el verde, verde
verdería de verde mar
Rr con Rr.

Viernes, vírgula, virgen
enano verde
verdularia cantárida
Rr con Rr.

Verdor y verdín
verdumbre y verdura
verde, doble verde
de col y lechuga.

Rr con Rr
en mi verde limón
pájara verde.

Por el verde, verde
verdehalago húmedo
extiéndome. —Extiéndete.

Vengo de Mundodolido
y en Verdehalago me estoy.

Mariano Brull y Caballero


Víspera

Al caos me asomo...
El caos y yo
por no ser uno
no somos dos.
Vida de nadie,
de nada... —No:
entre dos vidas
viviendo en dos,
víspera única
de doble hoy.
Muere en la máscara
quien la miró,
yo —por dos vidas—
me muero en dos...

Mariano Brull y Caballero














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