"Considero que es un honor haber sido encarcelada por luchar por el bien de mi país. Y algunas de las mejores personas en Cuba estaban en la cárcel en ese momento, así que estaba en buena compañía."

Mariblanca Sabas Alomá


“…enorme
mujer
no asciendas por coquetería
asciende porque el clamor intenso de
los hombres que sufren
te preste sus alas
mujer
tiende sobre la vastedad marina
que
S
E
P
A
R
A
Dos continentes
el arco fraternal que una en un mismo
anhelo de
JUSTICIA
a América
y a
Europa…”.

Mariblanca Sabas Alomá
Fragmento de “Poema de la mujer aviadora que quiere atravesar el Atlántico”, de Mariblanca Sabas Alomá. 




 "Las mujeres periodistas afrontábamos en épocas anteriores al triunfo de la Revolución, innumerables dificultades. Por regla general, se nos pagaba menos, aunque trabajásemos más. Se cebaban en nosotras las damas aburguesadas, los explotadores de todo tipo, la clerigalla, la misma gente de órganos de prensa retrógrados y serviles, pero existían muchos compañeros de sólido prestigio que nos secundaron y nos apoyaron.”

Mariblanca Sabas Alomá


“Si amigable y pacífica relación significa la ocupación de Nicaragua, Canal de Panamá, caucheras brasileñas, azúcar, petróleo mejicano, minas de oro de Perú, salitreras de Chile, et., etc., si amigables y pacíficas relaciones quiere decir que veinte repúblicas americanas se independizaron  del tutelaje despótico de la nación descubridora para caer en la sumisión humillante de las fuerzas del imperialismo yanqui…entonces, señora Chapman Cate, las mujeres de toda la América indígeno-hispánica trataremos por todos los medios posibles de destruir esa relación.”

Mariblanca Sabas Alomá


Yo, criminal

Brillaron sus ojos con negros fulgores,
fulgores extraños de herido león;
terrible, en sus labios, sus labios traidores,
vagó una sonrisa de dura agresión.

"Escucha –me dijo–: Errando en la selva,
perdido de celo, matarle juré...
Le vi en la espesura... No esperes que vuelva
tu Amado... ¡No esperes...! ¡Que yo lo maté!"

Febril, indignada, me erguí; lancé un grito;
sentí ante mis plantas abrirse el maldito
abismo insondable de un sino fatal...

¡Y entonces, cediendo a fatídico impulso,
alcé enloquecida mi brazo convulso,
y en medio del pecho le hundí mi puñal...!

Mariblanca Sabas Alomá





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