El beso

Yo buscaba su alma en los temblores
de su voz cuando hablábamos, y había
una vaga y azul melancolía
en la plata lunar de los alcores.

Buscábala en sus candidos rubores
cuando su mano estaba entre la mía,
y en la estrella lejana que encendía
sus ojos en celestes resplandores.

Yo buscaba su alma, hasta que un día
ardió la esquiva flor de sus pudores
en el oculto fuego en que yo ardía;

entonces, en un tálamo de flores
descubrí que su alma se escondía
en sus labios, divinos pecadores.

Manuel Osorio Calatrava


¿Por qué morir?

Aunque sea para soñar,
vale la pena este vivir.
Y si vivimos para amar,
¿por qué morir?

Aunque tengamos que llorar
y aunque tengamos que sufrir,
si llega el día de cantar,
¿por qué morir?

Si Ella jamás ha de llegar.
Si Ella jamás ha de existir.
Mientras la puedo desear,
¿por qué morir?

Si hay unos labios que besar
y una palabra que decir
y otra palabra que escuchar,
¿por qué morir?

Si siempre es hora de esperar,
y siempre es hora de partir,
y hay un camino por andar,
¿por qué morir?

Manuel Osorio Calatrava





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