Epitafio

Quiero una piedra blanca y no pulida
Sobre la tierra que mis huesos cubra,
Sin cruz, que una muy grande arrastré en vida.
No quiero que ninguno se descubra
Al detenerse ante la tumba oscura
De quien murió de angustias y amargura.
Ni un nombre, ni una fecha, ni unas flores
Quiero sobre la piedra, ni oraciones,
Ni llantos ni recuerdos; mis amores
Que olviden, y también mis aflicciones,
Los que en la vida vieron en voltario
Giro mis pasos por la senda umbría…
¡Silencio y paz para la tumba mía!
¡Por lo menos allí ni un comentario!

María Luisa Milanés

No puede comprender...

Me abisma no entender, bello Narciso,
la ingenua admiración que te arrebata
y te fascina en la onda azul y plata...

Claro que para ti es un paraíso
mirar tus ojos bellos y tu boca,
tu sonrisa, tu frente, tu figura
llena de majestad y de dulzura...

Pero ¿no piensas que haya algo de bueno
que distraiga tus ojos y tu mente,
fije más alto tu mirar sereno
y entretenga tus horas dulcemente?


¡Quisiera comprender mi alma sencilla
la perfecta hermosura de tu frente,
donde jamás el pensamiento brilla!

María Luisa Milanés


Placeres mundanales

Placeres mundanales que el sendero
esmaltáis de la vida fatigosa,
huid lejos de mí, que sólo quiero
de mi tranquilidad la paz hermosa.

Postrada ante las plantas virginales
del Mártir del Calvario, su clemente
perdón quiero implorar. mientras mi frente
se lava de su sangre en los raudales.

Quiero pedirle que mi vida acabe
antes que yo le ofenda en algo grave.
Que me de verla allá en el Paraíso

puesto que con su muerte así lo quiso.
Que como me dio vida con su muerte
me de morir en El con alma fuerte.

María Luisa Milanés


Sicut naves, velut umbra?

En la angustia terrible, que mi labio no nombra,
¿Pasaré por tu vida cual nave por la sombra?
En la amargura intensa de mi cruel agonía,
¿seré para ti niebla de una mañana fría? 

En la tristeza enorme de mi intenso quebranto,
¿seré para ti el eco de algún lejano canto?
En el claustral silencio de crueles sacrificios,
¿seré como los ecos de monjiles oficios?


En estas tempestades de tinieblas y brumas,
¿moriré en tu recuerdo como en la ola la espuma?
En la muerte de un sueño secreto y dolorido,
¿morirá mi recuerdo, morirá en el olvido? 

¡Nada me importa nada! ¿el amor? ¿la memoria?
¡Lo mismo que el deseo, la ilusión y la gloria!
Nada me agita, nada me entristece ni asombra...
¡Todo pasa en la vida cual nave por la sombra!

María Luisa Milanés



Sub lumen

No tengo ni siquiera cansancio que me embriague,
no tengo ya deseos en que mi mente vague.
Yace tranquila y muda mi férrea voluntad.
Callé todas las voces, ahogué todos los cantos, 

Encadenando ensueños y olvidando quebrantos,
y edifiqué en las ruinas la erguida realidad.

Y ahora pulso de nuevo la pentacorde lira.
De mis sentidos fuertes y alertas, mi razón,
como el phenix, renace por la renunciación
que en fuego y en crisoles fundió mi corazón.

Tropecé lo fatal,
crucé por sobre el medio de la angustia y la muerte,
y de una vida esquiva, lejana, sola y fuerte,
me encuentro en el umbral!

María Luisa Milanés



Tú no sabrás jamás

¡Tú no sabrás jamás! dice a mi grito
la esfinge silenciosa de granito
que clava en la oquedad de lo infinito
sus ojos claros, de mirar prescito:

¡Tú no sabrás jamás! Y en el maldito
vacilar de mi fe va el exquisito
voluptuoso temblor que es un delito
de leso amor, porque con él suscito

ese miedo cerval que engendra el grito
que a los ojos tranquilos de granito
piden el cruel secreto de infinito,

pesar que causa mi dolor prescito.
¡Tú no sabrás jamás!...dice a mi grito
la esfinge impenetrable de granito!...

María Luisa Enriqueta del Carmen Milanés











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