Feria de abril

Pasó montado a caballo
cuando lo vi desde lejos,
el me miró de soslayo
bajo el ala del sombrero
y yo seguí por mi lado
cogiendo un paso ligero.

¡Ay madre como miraron aquellos ojazos negros!

Caireles de terciopelo
en el chalequillo corto,
estrellas en la mirada
que me deslumbran de pronto…
y es tanto el calor que siento
que sin querer me sonrojo.

Madre, ¡que su mirada me levantó aquél sofoco!

Notó lo que yo sentía
y se bajó del caballo
sin soltarse de la brida
para decirme un halago;
al requiebro y la sonrisa
sin pensarlo... yo me paro.

¡Y madre!, cómo latía mi corazón desbocado.

Era en la feria de Abril
cuando me invita, y le acepto
el ir montada en la grupa
de su caballo al paseo,
con mi traje de flamenca
y con mi flor en el pelo.

¡Que no sabes madre tú, como son sus ojos negros!

Ángeles Asensio


Poco a poco

Poco a poco, casi entiendo
qué significa poesía;
por qué tienen armonía
los versos que estoy leyendo...
Poco a poco voy sintiendo
los violines de su fiesta
en la cima de mi cuesta.
Poco a poco la ventana
–sin barrera de persiana–
está mostrando su orquesta.

Ángeles Asensio


Soñando

Yo soñaba con cielos azules,
–el que sigue a las horas del alba–
y al mirarme en tus ojos descubro
que tenías de azul la mirada.

Y soñé, que en las verdes praderas
¡dónde luce la luna más clara!,
existía ese nido de amores,
porque éramos dos que se amaban.

Yo soñando creí amor mío
que tus besos, tu cuerpo y tu alma
¡deseados por mí tantas veces!
me los das y mis ansias se calman.

Y al querer compartirlo contigo
descubrí –cuando tú me rechazas–
que yo siempre contigo he soñado
y era un sueño que tú no soñabas.

María Ángeles Asensio








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