Milagro celestial

Ojos del cielo enamorados
oran plegarias imbuidas de amor.
Los adornan cristalinos pensamientos
repletos de cristiano fervor.
La fe naciente de cada uno
en una inmortal oración se convierte.
Nacida en cada corazón, en cada mundo
se fortalece para Dios y su deleite.
Multitudes de pasión sin fronteras
se unen en un único ruego.
Uniendo sus manos y sus labios
logran así el inminente milagro.
Al fin han acabado las guerras
por miles de hombres emprendidas.
Si rebrotara el mundial problema
el rezo del rosario siempre será la guía.

María Silvina Castellano

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