A veces me da por consultar...

A veces me da por consultar a Dios,
desparramo diez mil plegarias sonsas
que tiñen el éter con disonancias,
anhelos huecos y flores sin prados.

Desvisto mis temores desbocados
con ruegos necesitados de rosas,
agua clara y un baño de caricias;
dolores viejos y desesperados.

Hay días en que a Dios le da por oirme,
presta atención a mi letanía,
compungido no encuentra que decirme.

Absorto contempla la lejanía,
buscando la forma de consolarme
riposta ... mañana será otro día.

Miguel Ayala Chaparro



Un niño y una voz

Si buscas al poeta de madrigales
y elegías a las flores silvestres,
no lo hallarás en estos lares secos
ni en la reminiscencia de los vientos
que diezmaron la flor desde el pétalo
y la arboleda desde la simiente.

Hoy sólo queda una voz, fosa común.
La huella de la lluvia ya no será
melodía refrescante en la senda
donde un niño negro duerme desvelos.

El poeta prefirió no versarle
al desierto de arenas perturbantes.
Se echó a la mar en un velero prosa
no dejó rastro, huella, flores ni letras.

El niño se cobijó con un manto
estrellado, obviando los sollozos
de la luna los aullidos del coyote
cantándole su desvelo a la noche.
La voz versa recuerdos y utopías,
recuerdos de un mundo que se deshizo
en la falda de una bomba inteligente.
Utopías de un alba impoluta
y un cielo alumbrado por dos soles.
Versa la esperanza de que algún día
vuelva el poeta y le regrese las flores
la lluvia, el pétalo y los madrigales.

Miguel Ayala Chaparro










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