“Abomino del escritor contaminado, exalto al escritor contaminante.”

Mario Ángel Marrodán



“En poesía nunca se siente la satisfacción de haber llegado. (¿Ádonde?).”

Mario Ángel Marrodán


Infeliz rincón

Te necesito, sí, te necesito
para empezar de nuevo,
para saber que existes
rasgando el mismo sueño,
para saber que existo,
para beber el viento,
para sentir la vida,
para ordenar mi tiempo,
para hacerte preguntas,
para escribir requiebros,
para llorar a solas,
para sellar con besos,
(…)
para saber que vienes
muerte, a recoger mis versos.

Mario Ángel Marrodán



La soledad del habitante

Constantemente medito en el crepúsculo
sobre la vida que arrecia, ligera y aparente,
endeble como el ala de la mariposa,
sombra que tizna las manos, ruido de la esfera
que hace cuando se mueve, amada esquiva
a la que te confías apasionadamente
lamiéndola en el cansancio de los días.
Tu estela de ceniza inacabable
se proyecta en el néctar engañoso de un tarro de miel
que probaste enfermo en crudo invierno.
El corto recorrido de la senda
cual décima de segundo aleteante
en pos de un tránsito que no conoce
compite con la vasta inmensidad
que hace tener el gesto malogrado
se traza en el estéril y doloroso oficio
de la conformidad y de la insatisfacción de las cosas domésticas.
Desvela quién hay dentro de ti, lo que tan poco eres.
Roedor de soledad en el tránsito efímero,
inhóspita nevisca que lentamente extingue,
ciego corcel que estruja los pretéritos
y lentamente envejece en pos de un destino que no conoce,
prófugo al que traiciona
el desencanto de tu humana cárcel
donde vives confinado. Incógnita ventisca de los huesos
en el no ser que antes fue feudo heredado.
Mientras el diario existir desfallece
la veleidosa sale a recibirnos
casi sin anunciarse, en habitual visita de puntillas
al que elige, tras la fatuidad itinerante
presto a quebrarnos las vértebras como piezas de cerámica
en expolio, acude a nuestra cita
el peor enemigo y el más nublo agorero
y está a punto de dormir el corazón en su letargo
la imagen imaginada de la muerte. 

Mario Ángel Marrodán





“Los poetas somos creadores de inutilidades, por eso desconfían de nosotros. (Y nosotros de ellos).”

Mario Ángel Marrodán



Madrugada

La luna quebrando albores
se oculta de amanecida.
Clarea la oscurecida
con sus vagos resplandores
en ese afán de fulgores.
Por una abierta ventana
sale naciente y temprana.
¡Kikirikí! El gallo era
quien en la luz mañanera
pregonaba la mañana.

Mario Ángel Marrodán


“No puede ser que el pueblo pase sed de espíritu teniendo la fuente de la poesía en perpetuo funcionamiento para calmar la sed de los hombres.”

Mario Ángel Marrodán



“Para las gentes tan mercantilistas no cuentan ni la poesía ni los poetas, te desconocen o riñen, te confunden con los horrores de errores, te tratan con su mismo apodo de energúmenos, atribuible a la falta de fama de un poeta. Lo que cuentan con los clientes, como en las viejas casas de putas, el número de clientes, siempre y cuando sea cliente más que nominal. Sabemos por ello que la poesía es minoritaria y por nosotros que esa virtud es, encima, muy selectiva: los poetas se encargan de seleccionar a sus poetas. Eso de ser poeta famoso no quiere decir que todos los famosos sean auténticos poetas, los mejores. Lo importante es serlo. Y serlo de verdad.”

Mario Ángel Marrodán



Pese a todo, el hombre

El hombre está aquí
El hombre de la tierra
El hombre mal parido
El hombre abandonado
El hombre en libertad
El hombre de rodillas
El hombre de la fe
El hombre irreflexivo
El hombre sobre el barro
El hombre sin ayuda
El hombre que tropieza
El hombre muerto de asco
(…)
El hombre condenado
El hombre pese a todo
El hombre de la vida
El hombre de verdad.

Mario Ángel Marrodán
El duende de Géminis



“Poetas, haced los poemas cual los queréis y queredlos cual los hacéis.”

Mario Ángel Marrodán


“Sé fiel y sigue humilde
por la sencilla arena
que te es dado pisar.
No eres más poderoso
porque así lo creas.
Junto a la senda frágil
y en soledad, implora
el perdón a la fábula
fría y breve en la niebla
de octubre. Todos somos
ramas del mismo árbol.
Tras millones de años
el sembrador no es otro.”

Mario Ángel Marrodán


























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