Al soneto

¡Honor de los alados instrumentos!
¡Tú, lo más bello que de oriente a ocaso
vio el peregrino, suspendiendo el paso,
nadar suave en los delgados vientos!

¡Flor y luz de gallardos pensamientos!
¡Cifra de la esbeltez! ¡Mágico vaso
labrado por las diosas del Parnaso,
y el más breve y feliz de los portentos!

¡Tú, en edad de heroísmo y bizarría,
gloria de los errantes trovadores,
delicia a la beldad que te acogía!

¡Copa gentil, permite que de flores
te corone también la diestra mía,
y en ti el labio encendido libe amores!

Miguel Antonio José Zolio Cayetano Andrés Avelino de las Mercedes Caro Tobar


Ella

La expresión dulce que su rostro baña,
de sus ojos la plácida centella,
revela el amor de un alma bella,
que el corazón subyuga y no le engaña.

Del Cielo, descendiendo a mi cabaña
con vaguedad de nube y luz de estrella,
ella, mis hondas soledades, ella
mis mudos pensamientos acompaña.

Como extendiendo el ala voladora,
la esperanza, en el ánimo cautiva,
huir parece, aunque el huir demora.

Amante cual mujer, cual diosa esquiva:
–así diviso a la que el pecho adora–;
–así, inmóvil a un tiempo, y fugitiva–.

Miguel Antonio Caro


"Ningún género de monopolio de Estado aún en los casos de abuso y de mayor abuso, ofrece los inconvenientes a que en su gran desarrollo, ilimitado, cual lo exige y sustenta el liberalismo, sin freno moral ni inspección gubernamental, está expuesta la libre concurrencia. El “trabajo libre” que parecía sinónimo de redención, desarrollándose en Europa fuera del cristianismo, ha sometido a millones de obreros a una servidumbre infinitamente más opresiva que la de los siervos de la gleba; por lo cual las masas desengañadas abominan del liberalismo, ansiosas de una libertad, que no podrá florecer por la venganza que se elabora, sino por el triunfo del Cristianismo en la conciencia de los pueblos y en las leyes de las naciones."​

Miguel Antonio Caro



Patria

¡Patria! Te adoro en mi silencio mudo,
y temo profanar tu nombre santo.
Por ti he gozado y padecido tanto
cuanto lengua mortal decir no pudo.

No te pido el amparo de tu escudo,
sino la dulce sombra de tu manto:
quiero en tu seno derramar mi llanto,
vivir, morir en ti pobre y desnudo.

Ni poder, ni esplendor, ni lozanía,
son razones de amar. Otro es el lazo
que nadie, nunca, desatar podría.

Amo yo por instinto tu regazo,
madre eres tú de la familia mía:
¡Patria! de tus entrañas soy pedazo.

Miguel Antonio Caro


“Si hay corporaciones populares, ha de haber sufragio popular amplio, para elegirlas. Si no hay sufragio popular amplio, no se diga que hay corporaciones populares.”

Miguel Antonio Caro












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