Dos cerros

Erguidos,prominentes,
dictadores.

Centinelas aguerridos y leales.
Hocicos de delfines
sobre la superficie del viento.

Cimas de mis fantasías.
Simas de mis arrogancias.

Dos cerros, un bosque de helechos
y el remanso de la cascada.

Leandro Piña Objío


Esas manos

Esas manos
remendaron cada pespunte,
con hilo color tierra virgen.
En barbecho.

Hilvanaron
cada espacio
de la comisura de mis labios.
Cuidadosamente cosidos por esas manos.

Suavisaron entornos sin pulir,
corrugados.
Hilachas olvidadas sin tiempo,
en un viejo ropero,
en desuso.

Desprendieron el moho
que la lluvia y el olvido
abonaron en mi piel.
Verdoso vestido de un corazón dormido.

Esas manos
amasaron quimeras,
desenterraron recuerdos.

Colgaron en mi perchero
nuevas ilusiones.
Lavaron mis pesares
de sombras callejeras.

Rehabilitaron,
con paciencia y esmero,
cada hálito luminoso de mi pasado.

Leandro Piña Objío








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