En ocasiones es mejor no salir

En ocasiones es mejor no salir
el sillón se siente más mullido
la luz en la ventana
tiene un toque mas sagrado
con sus mil partículas de polvo en movimiento
la tarde se hace pesada
perezosa
quizá como un gato enroscado en la ventana

a veces es mejor quedarse
a ver el mundo desde adentro
regocijarse en inventar
encuentros imposibles

invitar a la araña escondida
detrás de la cornisa
a tejer su tela en la puerta
para no dejar entrar a nadie

Marta Sepúlveda Góngora



Haré de cuenta que no existes

Haré de cuenta que no existes
y pasaré de largo frente a ti
como si no te conociera
me haré la distraída / cuando
a la hora del desayuno
pongas tu desaliño sobre la mesa

tengo planeado en secreto
matarte un poco esta tarde
en la plazoleta del parque
al contemplar las palomas

estoy segura de acabar contigo
tristeza
de una vez por todas
una noche de estas
en que mi corazón se parta en dos
cuando en el éxtasis
no quede espacio para tu fantasma
ni Dios para tu plegaria
ni un centímetro de mi piel
para tu miseria

Marta Sepúlveda Góngora



Hoy no es un buen día para pedir

la lluvia se ha llevado todo
hasta la misericordia de los transeúntes
su tornado arrastra la sonrisa de los niños
tras la ventanilla de los autos
y ya no puedo mostrarles
el espanto de mis manos vacías

hoy no es un buen día
para extender la mano
y tocar la esperanza
porque hasta el sol me abandona
cuando nada más pareciera quedarse
ni siquiera el paso del invierno
detiene su afán / en medio de la autopista
donde solo la lluvia y yo envejecemos

Marta Sepúlveda Góngora


Ojala

Mis palabras lo persiguieran
hasta su partida al otro mundo,
lo acosaran como bestias hambrientas
en una pesadilla,
lo obligaran a soñar
como ellas le tuercen el cuello
y no le dejan respiro.

Ojalá lo llevaran a pensar
que son sus propios fantasmas,
que le hablan de sus pecados
de las cosas que no se atreve a confesarse
ni siquiera en voz baja.

Querría decir que no es a mi sola
a quien las palabras de otros
abofetean sin compasión
cada vez que me pillan desprevenida
espiando las entrañas de un libro.

Marta Sepúlveda Góngora



Soy como una plaza de pueblo

Donde en ocasiones
el sucio de las palomas se me posa
sin poder impedirlo.

Otras veces vienen amigos
y me siembran flores
o me arrojan su basura.

Que sería de este pueblo mío sin plaza
y de esta plaza sin palomas,
sin flores, sin basura
que sería de mí, sin mí,
sin mis poemas.

Marta Sepúlveda Góngora



Traje lo mismo que llevaré al partir

No habrá bolsillos
para guardar tesoros
en el vestido de tierra
que me espera.

De mí al final,
sólo hablará este río de palabras
por el que viajé
para alejarme de mí misma.

Marta Sepúlveda Góngora









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