Al final del día

Aquí, en lo más recóndito
del silencio de mi alma,
donde el tiempo es lento
y las horas se desgranan,
donde el aire es tenue
y la brisa no se siente,
donde la voz se pierde
y el aliento se detiene.
Aquí, entre la calma y el amor
–remanso de quietud y paz–
por siempre habitará tu corazón.

Luis Vargas Arauz

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