Al final del otoño

¿Adónde llegarás, otoño, con tus tardes,
con tus glorietas tristes, con tu voz?
¿Adónde con tu amargo silencio,
con tus mañanas frías y rotas?
Doblándote, tropezando,
golpeándote contra las casas y árboles.
Como un niño escondido entre los pinos, tiemblas,
huyes a tus rincones sordos, tras la sombra
de paredes y huertos, o a los días
dados a mala muerte, con la lluvia,
con los vocablos súbitos, con todo
lo que el reflejo triste de un cielo retuviera.
Y comprendes, persistes y te miras llegar, cuán torpemente,
cuán desolado y turbio entre los veraneantes.
¿Cómo llorar, cómo salirte afuera y gritarlo?
Si tú, como un insecto en un vaso te debates,
bebes lo que no es tuyo, en silencio, y a la brisa
das tu mirada honda de amor mal avenido.
Quédate en calma, no prosigas
con tus cuatri paredes de espanto en todas partes.
Cede, deja al olvido
cuanto supiste día de sol, claro quebranto
y enseñanza de amor, en tu costado.

Leopoldo Chariarse


El Otro

Eternamente soy el otro
para siempre distante
y el que fui
el que no era y quien seré ya tarde
aquel que tuvo cuanto pertenece
a quien un día partió
para volver a reclamar la parte
que fue mía en lo ajeno
y a dejarme
cuanto fue ajeno en lo que poseía.

Leopoldo Chariarse


El túnel

a José María Arguedas

A través de la noche construyo un túnel
como los canales que excavan los muertos en la bruma
un túnel semejante a un grito
por donde a través de siglos me llegue
infinita la antigua luz
que alumbró las ruinas de cuanto amo.

Leopoldo Chariarse



En la estación desamparados

Me despierto en una estación
     que abandonan los últimos trenes
        entre polvorientos baúles
           y animales sin dueño aullando en la noche
cuando empiezan a huir los árboles
      plegados al viento y dejan sus hojas
          revoloteando en el aire
cartas caídas ya sin destinatario
        o desgarradas plumas
  de las aves que partieron

Leopoldo Chariarse



Fugaz crepúsculo

No quiero ya ser más que instrumento en tus manos
tú que tañes una canción en la lluvia
pastor lejano ir contigo
conduciendo el rebaño solar de tus veleros
y beber de tus dedos la frágil luz
como un árbol temblando en el esplandor de la tarde

Leopoldo Chariarse


Identidad

Cuando comprendas
que detrás de mis ojos no hay
nadie
que en el fondo de mi boca
no hay nadie;
que debajo de mi piel
no habita nadie
aunque me arranques los ojos
no verás
aunque te hundas en mi boca
no encontrarás
aunque me desuelles vivo
no sentirás
a nadie sino a ti

Leopoldo Chariarse


La Distancia

Qué me dirás cuando ya esté lejos
del último eco de tu voz?
y me estarás mirando aferrada
a nuestras preocupaciones de antaño
pensarás que no basta el regreso
que sería inútil acordarnos ahora
de aquellos días a quienes volvimos
la espalda
y entonces sí será tarde.

Leopoldo Chariarse


La puerta en sueños

Abro una puerta en sueños cuando evoco
un tiempo sin retorno en el que hallé
cuanto faltaba a mi sentir barroco
y a mi romanticismo en cuanto amé
un sitio en donde ahora vuelto loco
alguien me reconozca si me ve
una fonda tranquila en la que poco
cuesta sentarse y tomar un café
allí tal vez un amigo viniera
sobreviviente de la injusta injuria
de la edad y sus hábitos de fiera
o la amiga que al fin de la hoguera
de desastrados años ciega furia
los daños reparar aún supiera

Leopoldo Chariarse



Los adioses

Otra vez sembrar viento en el viento
ebrio de luz me iré por los caminos
el sol en la mochila y el aliento
fuerte de especias y de violentos vinos
Defreñado y magnífico y hambriento
de trascender distancias y desatinos
más allá de la sed y del sediento
del ahogado y del agua y sus destinos
Ya no me retendrá la primavera
ni el canto de las aves ni la pura
voz que fragancia del silencio era
ni la luz de los ajos que una oscura
noche de tempestad resplandeciera
faro en el mar y salvación segura

Leopoldo Chariarse



Los juegos y los sueños

Sueño que juego pero estoy jugando
a soñar y a que sueño que jugaba
juego a que sueño pero estoy soñando
jugar y era contigo que soñaba.

Y una loca alegría me embriagaba
de vivir y soñarte despertando
y saber que eras tú con quien jugaba
juegos de amor que urdí por tí soñando.

Oh realidad que fuiste poesía
oh sueño o juego imagen de la duda
oh poesía realidad de un día

en ti se muestra la verdad desnuda
jugando en la soñada alegoría
y la evidencia de la frase muda.

Leopoldo Chariarse


Otoño

Estás cansada,
te duele mi alma bajo los brazos,
miras... y te sientes tan sola.

Pero no te acongojes:
al paso de las nubes, de aquello perdido
verás surgir una resplandeciente mañana,
un río nuevo que encenderá tus pupilas.
Entonces me reconocerás en el viento,
tal vez temblarás.

Y yo desataré tus cabellos
y apartaré las hojas delante de tus pasos.

Leopoldo Chariarse


"Podría decir que el contacto con la espiritualidad andina a través de Arguedas, me abrió los oídos, los ojos y el corazón para otro tipo de pensamiento distinto del occidental. Un pensamiento no basado en la dualidad, y en la separatividad que conducen a la alienación; sino un pensamiento de integración en que todo está unido al resto y se establecen correspondencias entre todo lo que existe."

Leopoldo Chariarse






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