Algo Para Guardar

Dejamos una vida cada noche
al borde de la cama
En las ropas
sacudimos con fuerza
el polvo del fracaso
No desnudos del todo
en las cobijas prendemos
un trozo de mañana
para soñarlo muy dentro
de ese par de zapatos

Lucero Alanís de Gurrola


De lirio y agua

Ella siembra bajo la superficie
de lagos y de ríos
su imagen efímera
canto que espera música
una voz
un suspiro apenas.

En las raíces de lirio y agua
se ciñen sus anhelos
con la transparencia del color
al diluir en sonidos
la imagen que se ahoga.

Lucero Alanís de Gurrola


Bajo el tiempo

Atardece y aún no aprendo
a leerme en la palma de mi mano
en las venas de una hoja de azucena
en el terciopelo botón de lima
Cuándo entenderé
la palabra de los mares
su mensaje evangélico
el misterioso rito
que hace al tiempo detenerse
y contemplarnos
Sigue la tarde en su tarde
mientras pienso
entre insistentes mosquitos
en un sinfín de pájaros

Lucero Alanís de Gurrola


Con tanto olvido

Como lánguidas banderas
adornan el callejón
Teñidas de opaco encubren
sus colores
secretos
de hombre y mujer
Sábanas que ella lavó
con tanto olvido
pequeños trozos de infante
No tan lejos
unen
las casas vecinas
cuelgan
disimulados cordones

La ropa entristece
en espera
de un mejor sol




Lucero Alanís de Gurrola


Partida
               
En mis muertes diarias está mi padre
me observa con esa incertidumbre
que obliga a decidir

Mi padre nunca tuvo un cristo en su alcoba
ni un caballo para su fuga
Hubo de partir muy lento
y en segunda clase
Sé que hubiera preferido un mate del pastor
-en el tablero en desorden
aquellos días de inexistentes adversarios

Un cristo me sueña desde la pared
y apenas veo el retrato de mi padre
en la simetría del juego

Lucero Alanís de Gurrola
De: Gualbet dans le rêve des autres
/ Gualbet en el sueño de otros



Sed

La inmensidad, la sed
es la memoria.
Luis Armenta Malpica

Ya no juegan a ser
los dioses de la lluvia
piedras y varas
en abandono
Niños que añoran beber los quásares
llevan en sus cactos las grietas
del esfumado camino
No duele más la sombra del otro
que se va y sigue
yéndose
Enmudecen las plegarias a una virgen
día a día a día
con la infancia tan seca
en su regazo

Lucero Alanís de Gurrola


Y el reptil era mujer

Y el reptil era mujer

contra la mujer vive
en el espejo de mundos

donde la que se ve
es la misma que se niega

su lengua enrosca
masculinas formas
en adormecida voluntad

acecha tras el árbol
a otras hembras
hasta alejarlas
de sus adanes devaluados

Lucero Alanís de Gurrola







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