Beso divino

Fue al pie de unas palmera. Las turbas silenciosas,
que no sienten fatigas, olvidadas del pan,
escuchan de los labios de Jesús altas cosas
y ante el hondo misterio pensativas están.

Unos niños levantan sus caritas de rosas;
de los ojos divinos les atrae el imán;
acercasen quisieran, mas las manos rugosas
de los viejos apóstoles se oponen a su afán.

Y Jesús dijo entonces: «¡Dejadles!, son los dueños
del cielo de mi Padre todos estos pequeños,
dejadles que a Mí vengan, e imitad su candor

si queréis formar parte de mi reino bendito!»
En seguida inclinose hasta el más pequeñito
y lo besó lo mismo que se besa una flor.

Luis Felipe Contardo


La vida en flor

Lo mismo que una gárrula bandada
de pajarillos que ensayaron vuelos
en el jardín la turba alborozada
se agita, de los rubios pequeñuelos.

Es en la primavera, y la alborada
dejó rocío en cada flor. Sin velos
la gracia de la tierra, desplegada
está bajo la gloria de los cielos.

Y al ver que las caritas luminosas
asoman su alegría y su belleza,
botoncito de rosa entre las rosas.

Me parece que el mundo ha florecido
y el corazón, que a fatigarse empieza,
se me llena de cantos, como un nido.

Luis Felipe Contardo Palma 


Mientras la tarde

Mientras la tarde baña de dulzura infinita
las aguas, las riberas y los montes, que son
los mismos que sintieron su mirada bendita,
los mismos que escucharon el divino Sermón;

en una barca ruda, que a recordar invita
y teniendo en los labios un temblor de oración,
voy surcando en silencio el lago, que palpita
misterioso y callado, como un gran corazón...

El horizonte cruza lentamente una vela;
con las alas inmóviles, una ave blanca vuela;
se desvanece arriba un postrer arrebol!

Y en la quietud solemne, entre la luz escasa
parece que el Maestro sobre las ondas pasa,
y su viento es el último relámpago del sol.

Luis Felipe Contardo Palma 


Misterium Sacrum

Campos de Galilea, campos llenos de espigas,
laderas en que medra la viña secular,
vosotros recogisteis de Jesús las fatigas,
seguido de las turbas le mirasteis pasar.

Vosotros le ofrecisteis imágenes amigas
que, hechas después parábolas, enseñaban a amar.
¡Oh dulce Galilea, tanto recuerdo abrigas
en tu seno sagrado, que eres como un altar!

De tus suaves colinas en que el trigo ya es oro,
de tus vides que guardan en germen su tesoro,
de esta tierra bendita, donde mis pasos van,

se elevan entre ardientes fulgores celestiales,
por sobre los sarmientos, por sobre los trigales,
hecha vino Su Sangre, y Su cuerpo hecho pan.

Luis Felipe Contardo Palma 



Vespertina

Fue así, clara y azul, la tarde aquella.
Tarde, en que del mundo en el sntuario,
cada lirio silvestre es incensario,
y lámpara de oro cada estrella.

Con rumores de mística querella,
flota sobre el valle solitario
la oración del musgoso campanario
que entre los techos del lugar descuella.

Murió esa voz. De la montaña bruna,
bajó una garza con callado vuelo
al dormido juncal de la laguna.

Todo fue paz...y en la infinita calma
del día agonizante, subió al cielo
como el aroma de una flor, su alma.

Luis Felipe Contardo Palma 








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