Canción de amor a la máquina de escribir

Los hombres no reparamos
en lo bella que eres.

Yo te adoro como a una llaga.

El papel purísimo frente a ti,
como una nube de pie.
Y vienen las palabras
con sus pies de diamantes.
De pronto, en el escaso campo de una hoja,
hay un trigal en horizonte,
un granero de perlas al viento.

Benditas tus escalas,
con piedrecillas de lágrimas,
por ellas mis dedos corren dichosos,
como serafines sonámbulos.

Imposible olvidar
el trote tierno de cabras
de tus pies marcados con estrellas.

Sobre tu palacio,
siempre están mis manos,
como una planta de hojas enormes,
y, a veces, llueve dulce mi cabeza…

Tú que ordenas las ideas
en un rebaño que desciende.
Tú que callas en el punto,
como se clava la bandera
en la tierra conquistada.
Tú eres la ventana.

Porque todo lo que eres,
recibe esta vez mis dedos,
sobre tus lomos azules,
como guerreros de sueño.

Arturo Cuesta Heredia



Niña de las golondrinas

Eres, exactamente, como las golondrinas.
Y como ellas, apenas, pesas lo que el rocío.

Golondrina de estío, mitad pulso del cielo,
la otra mitad suspiro o fantasma de lirio.

¿Golondrina?: tu actitud, tu rubor de lucero,
tu velada tristeza, cuando miras la lluvia.

¿Golondrina?: tu inquietud. Ancla rota del alba.
Colegiala en la edad de las novelas.

Niebla de golondrinas, el cabello mojado
por esa tenue música que cae de los astros.

Humo de golondrinas, tu voz subiendo el aire.
Golondrinas, tus ojos, de tanto ver el cielo.

Golondrinas, las manos: tus dos pequeñas manos,
en las que, apenas, cabe la muerte de una rosa.

Sombra de golondrina, tu sexo diminuto,
temblando como estrella al fondo de los lagos.

¡Oh, hiedra del aroma, escarpín de la brisa,
mi niña fugitiva en la fronda del sueño…!

¡Cómo poder asirte de la frágil cintura,
si no hay como tocarte, de miedo a que te esfumes!

¡Cómo llevarte, un día, al umbral de mi sangre,
si eres, exactamente, como las golondrinas!

Arturo Cuesta Heredia


“Yo nunca he escrito un verso triste, porque para mí la poesía es vida, entusiasmo, festejo. En la vida hay cosas malas, pero no tienen importancia, las olvido al otro día y no reparo más en ellas. Si me fuera dado nacer otra vez –lo cual es una estupidez porque no creo en la reencarnación- haría lo mismo que ahora hago, yo soy poeta, la vida es bella. No tengo un centavo, pero no me siento mal.”

Arturo Cuesta Heredia


 “Yo soy magistral para jugar con la palabra.”

Arturo Cuesta Heredia
















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