"Corriendo hacia Santa Cruz, me sentía totalmente realizado. La mayoría de la gente nunca llega a sentirlo. Tienen miedo o les falta convicción para exigir lo suficiente de sí mismos y cogen el camino fácil, el sendero de menor resistencia. Pero luchar y sufrir –yo lo vi en ese momento- eran la esencia de una vida digna de ser vivida. Si no estás constantemente exigiendo más y más de ti, potenciándote y aprendiendo al tiempo que marchas, estás eligiendo una existencia entumecida. Te estás negando a ti mismo un viaje extraordinario."

Dean Karnazes


"Cuando llevaba más de 500 kilómetros y 81 horas corriendo sin parar creo que encontré mi límite. Pase dos noches sin dormir y estuvo bien, pero en la tercera comencé a alucinar, me quedaba dormido corriendo y entendí que ese era el límite funcional que un humano podía alcanzar, por lo menos en mí."

Dean Karnazes




"Primero hicieron una prueba de mi capacidad aeróbica y los resultados fueron similares a los de otros atletas altamente entrenados, nada extraordinario.
Después me sometieron a una prueba de umbral láctico. Dijeron que el examen duraría 15 minutos y pararían. Después de una hora lo detuvieron y dijeron que nunca habían visto nada igual antes."

Dean Karnazes


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